Tras la nueva normativa de vivienda de 2023 los diferentes actores del mercado inmobiliario se han ido pronunciando sobre cómo está afectando esta normativa a las diferentes modalidades de alquiler. Así, diversas noticias recientes han sugerido un aumento significativo en la transición de numerosos propietarios hacia el alquiler de temporada o habitaciones, en un intento de sortear las nuevas regulaciones en el sector de la vivienda. Sin embargo, no ha sido así y el alquiler de temporada se mantiene o incluso ha retrocedido mientras que se ha disparado el alquiler turístico.
Así, un estudio de más de 25.000 arrendamientos revelan una realidad diferente: el perfil del alquiler de temporada y de habitaciones (no vacacional) no ha cambiado desde la nueva normativa de vivienda y el tipo de inquilino se mantiene principalmente en estudiantes de universidad, de doctorado y MBA, Erasmus, nómadas digitales y expatriados. Concretamente, el 85% son jóvenes menores de 35 años, en su mayoría de procedencia internacional o que se desplazan desde otra ciudad con un gasto medio de 2.000 euros mensuales.
Por el lado de los propietarios, el 85% de los dueños son particulares, que tienen en alquiler una o dos viviendas y, en muchos casos, alquilan una habitación dentro de la propia vivienda en la que ellos residen.
Precisamente, ese trasvase del alquiler de temporada hacia el turístico ha provocado una falta de oferta habitacional para estudiantes y jóvenes profesionales. Desde 2014 se ha multiplicado por cuatro el número de Erasmus y estudiantes internacionales en Europa; sin embargo la oferta de vivienda no ha crecido, sino que se ha reducido. A todo ello hay que añadir la percepción de inseguridad jurídica de los propietarios y el miedo a posibles problemas a la hora de alquilar una vivienda además de ser pisos compartidos entre varios jóvenes.
El boom el alquiler turístico
En el otro lado de la balanza se sitúa el alquiler vacacional que se ha disparado en los últimos años empujado por su rentabilidad. La subida de los tipos de interés ha provocado que los propietarios de ese tipo de viviendas para alquilar de forma temporal hayan visto en los pisos turísticos una forma de sortear la crisis por su alta rentabilidad.
No en vano, el precio para alquilar un inmueble en la costa durante el verano ha aumentado un 75,8% en la última década, según se desprende de la radiografía del sector inmobiliario que ha realizado el portal pisos.com.
Tras analizar el precio de las viviendas ubicadas en las zonas de costa, han llegado a la conclusión de que, a nivel estatal, los precios se han incrementado un 65,46% en la compraventa y un 75,83% en el alquiler desde el año 2014.
De esta manera, según destaca el citado portal inmobiliario, alquilar una vivienda promedio en una zona costera hace 10 años costaba 509 euros a la semana en 2014, mientras que en la actualidad este importe llega a una media de 152 euros pero al día, o sea, 1.064 euros por una semana de vacaciones en cualquier lugar de la costa durante este verano. Es decir, en un mes se saca más del doble que en un alquiler temporal para estudiantes.
Sin embargo, esta tendencia no es exclusiva del mercado del alquiler, y es que en la compraventa también se aprecia una subida del 65,46%. En este sentido, el director de estudios de pisos.com, Ferran Font, ha destacado que si comprar un inmueble de 90 metros cuadrados en 2014 costaba, de media, 162.859 euros, “ahora el precio es mucho mayor, situándose en los 269.459 euros”. De este modo, la rentabilidad media se sitúa en 2,66%, siendo las Islas Baleares la zona costera más rentable, con un 4,21% de rentabilidad, mientras que la Costa Vasca es la menos rentable, con apenas un 1,59%.
En corto
Alojamiento
Estudiantes. La ministra de Vivienda y Agenda Urbana, Isabel Rodríguez, ha pedido a las universidades que cuando se instalen en una ciudad lo hagan ya con recursos de alojamiento para los estudiantes “para no tensionar el mercado del alquiler”, ya que la presencia de las universidades privadas “ha tensionado algunos de los mercados de alquiler donde se han implantado”. Rodríguez también indicó que están trabajando con el Ministerio de Ciencia y Universidades para poder colaborar con las universidades públicas en este tema del acceso a la vivienda. La intención, según señaló la ministra, “es dotarlas de recursos para que puedan en suelo dotacionales disponer de alojamientos y residencias universitarias para los jóvenes que no tensionen el mercado y permitan entrar a familias y a trabajadores que precisan también de esos recursos”.