El Amorebieta cree de verdad en el sueño de la permanencia en LaLiga SmartBank. El objetivo de ganar al Huesca y confiar en que Málaga o Sporting tropiecen esta jornada para mantener ahora los dos puntos de desventaja respecto a la salvación se mantiene en pie después de que los azules, capaces de levantarse una y mil veces, superaran en Lezama a un rival sin nada en juego que cedió finalmente ante la garra y la fe de un equipo que continúa agarrado a una cuerda que, al menos, tardará una semana más en romperse. La amenaza del descenso matemático que sobrevolaba el ambiente para la jornada de este sábado en caso de no haber sumado los tres puntos a costa del Huesca quedó diluida, evaporada, gracias a un solitario gol del killer Guruzeta.
En manos de terceros, no obstante, continúa un equipo que se niega a hincar la rodilla y que no perderá ojo de lo que ocurra este domingo en un Sporting-Girona (16.00 horas) y un Tenerife-Málaga (21.00) en el que también juegan los vizcainos. A solo un partido de la ansiada permanencia, no en vano, pueden quedar los de Urritxe si asturianos o andaluces muerden el polvo después del cuarto triunfo consecutivo firmado en Lezama en una cita que volvió a poner de manifiesto la capacidad de superación del colectivo. El veterano Saizar, en una especie de guiño al destino tras erigirse el año pasado en uno de los héroes del homérico ascenso a la categoría de plata, fue el encargado de defender la portería en su vuelta a la acción seis meses después de posar por última vez en el once inicial en liga.
Al mismo se reengancharon también un decisivo Larrazabal, el capitán Seguín y Sergio Moreno. No introdujo más cambios de entrada Mujika para encarar un choque de vital importancia que arrancó pausado y sin apenas presencia en las áreas. Un centro envenenado de Seguín que no encontró rematador a los 24 minutos fue el primer atisbo de peligro que generó el Amorebieta, que tuvo instantes después en la cabeza de Sergio Moreno el 1-0. Remató alto el navarro a centro de Larrazabal en un intento al que dio respuesta Darío con un disparo alto que no llegó a poner en apuros a Saizar. Fueron las únicas ocasiones reseñables que se registraron antes de una pausa de hidratación que no sentó nada mal al Amorebieta.
Con una intensidad que fue en aumento a medida que se consumieron los minutos, Nolaskoain, también con la testa, fue el siguiente en merodear un gol que se le escapó a Guruzeta en la recta final del primer acto. Le asistió a la perfección un activo Sergio Moreno al contragolpe, pero el máximo artillero azul no encontró portería a la primera en su mano a mano con Andrés Fernández antes de que Seoane avisara con un remate mordido al borde del descanso. Con susto, así las cosas, tomaron el camino hacia los vestuarios los azules, que regresaron al verde con Iker Bilbao integrado en el once en lugar de Álvaro Peña. Movió el banquillo Mujika, no así el Huesca, para afrontar una segunda mitad a vida o muerte para el Amorebieta en la que Seoane, de nuevo, puso el corazón en un puño a la parroquia zornotzarra con un cabezazo libre de marca dentro del área que se perdió por encima del larguero.
Tuvo que ser Guruzeta, quien si no, quien desatara la locura en Lezama a los 57 minutos con su decimotercer gol de la temporada. Volvió a funcionar a las mil maravillas su conexión con Larrazabal, quien firmó su sexta asistencia del curso con un previso centro a ras de césped que remató de primeras Gruzueta para batir entre las piernas a Andrés Fernández.
TENSIÓN HASTA EL FINAL
Las buenas noticias no acabaron ahí. Apenas cinco minutos después, el recién ingresado Escriche vio la tarjeta roja directa por una durísima entrada sobre Nolaskoain para dejar en inferioridad numérica a un Huesca que retiró del campo a Mikel Rico entre los aplausos del respetable. Faltaba aun así cerrar el partido con un segundo gol, pero no lo hizo el Amorebieta y cerca estuvo de pagarlo caro. Iker Bilbao, Olaetxea y San José pudieron doblar la ventaja, pero ninguno acertó de cara a portería, lo cual a punto estuvo de hacer el argentino Adolfo Gaich con un disparo lejano de rosca que escupió el poste izquierdo de la portería de Saizar.
Al borde del infarto quedó de nuevo la hinchada zornotzarra con minutos por delante hasta la finalización de un partido que, con sumo sufrimiento en los compases finales y con otra gran ocasión de Olaetxea sobre la bocina que se fue al limbo, concluyeron con los brazos en alto los de Mujika para seguir soñando con la permanencia.