La prematura eliminación del Baskonia el viernes en el duelo contra el Joventut, que ya pasa a formar parte de la lista de recuerdos amargos para los azulgranas, quedó en un segundo plano el sábado por la mañana, cuando llegó uno de los momentos más esperados de la Copa del Rey:el encuentro entre aficiones.
Los seguidores gasteiztarras, una vez digerida la decepción del día anterior, comenzaron a reunirse alrededor de las 11.00 horas en su punto de encuentro habitual, la carpa Araba Etxea organizada por el Baskonia.
En un primer momento se vivió un ambiente un tanto agridulce, con caras largas y algunas ojeras de quienes prefirieron olvidar la eliminación con una buena fiesta en la noche del viernes.
Afortunadamente, la fantástica temperatura, las primeras cervezas y la festiva música de la txaranga Biotzatarrak fue levantando el ánimo de los baskonistas presentes, algo a lo que también ayudó el hermanamiento con seguidores de otros equipos, especialmente con los del Joventut, que no quisieron meter el dedo en la llaga y se unieron a los cánticos de “El Baskonia, oé oé oé”.
Así las cosas, a las 12.00 horas ya eran más de mil aficionados de distintos equipos los que se arremolinaban alrededor de la Araba Etxea, y fue en ese momento cuando comenzaron a desfilar alrededor de la Fan Zone organizada por la ACB rumbo a la Plaça President Tarradellas, situada justo enfrente del Palau Olímpic de Badalona.
Distintos cánticos como el Sweet Caroline fueron entonándose durante el avance de la procesión multicolor de aficionados, colándose por las terrazas de los bares y sumando a nuevos seguidores a su paso.
Tampoco faltaron los disfraces por el día de carnaval y se pudieron ver unos vikingos y abejas del Lenovo Tenerife, lagartos del Gran Canaria, varios animales del Baskonia, abejas, todo tipo de pelucas...
Incluso los músicos de la Fanfarre Biotzatarrak viajaron a Badalona con sus disfraces: algunos se transformaron en mariachis y otros se enfundaron unos llamativos trajes de colores. Tampoco fallaron a su cita las mascotas del Joventut, el Breogán y el Casademont Zaragoza, que hicieron las delicias de los más pequeños.
Mezcla variopinta
Otro de los momentos curiosos del recorrido llegó cuando la serpiente multicolor, liderada por la txaranga baskonista, se encontró con la txaranga del Unicaja Málaga, también rodeada de un importante número de aficionados.
Ambas se intercambiaron varias canciones y los malagueños abrieron un pasillo a los gasteiztarras, que cruzaron entre aplausos, saludándose los componentes de esas bandas. Con nuevos instrumentos integrados en el desfile, alrededor de las 13.00 horas llegaron todos los aficionados en armonía a la Plaça President Tarradellas, suscitando algunos comentarios de sorpresa entre los badaloneses que se acercaron atraídos por el buen ambiente y los cánticos: “Esto sería imposible en el fútbol”.
Una vez en la plaza, las dos txarangas se pusieron de acuerdo para tocar al unísono algunos clásicos como el “Hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual”, el Do you remembrer Rock and Roll Radio? de los Ramones o el Tequila. A las 13.30 horas ya eran alrededor de 3.000 aficionados los que estaban reunidos a lo largo y ancho de la plaza, cada uno con los colores de sus equipos, algunos ausentes en la Copa, como el Breogán, el UCAMo el Bilbao Basket.
Se intercambiaron gritos de “Baskonia, alé”, “Málaga, Málaga” o “Visca la Penya, visca Badalona”, aunque todavía faltaba el broche de oro a la fiesta matutina: la actuación de los Castellers de Badalona.
La tradición de los castells, ajena para muchos de los presentes, levantó los aplausos de los aficionados, fascinados con la altura y el riesgo de las populares torres humanas catalanas. Incluso algunos seguidores se animaron a formar parte de la base de los castells y unir su fuerza a los locales, que improvisadamente les explicaron cómo situarse para colaborar en la construcción. La niña más joven del grupo, encargada de situarse en lo más alto del castell, fue la más ovacionada y recibió cánticos de “MVP”.
Con el final de la actuación, los aficionados se fueron dispersando en busca de un lugar donde comer, aunque no fueron pocos los que se quedaron en la plaza un rato más compartiendo unas cervezas con los seguidores rivales. Y es que sin ese hermanamiento entre aficiones y el fantástico ambiente que se genera en la Copa del Rey, no se podría entender este torneo.