¿El año del nuevo Estatuto?: Bildu gira al pragmatismo y el PSE admite que es “urgente”

Este año 2025 estará en principio libre de elecciones, lo que brinda una oportunidad a los partidos para abordar con sosiego posibles pactos de país, sin mirarse de reojo para marcar perfil. También sería el momento propicio para que entre en una fase resolutiva la ampliación del autogobierno vasco a través de un nuevo estatus o un nuevo pacto estatutario. El único foco de inestabilidad que se otea en el horizonte es un hipotético adelanto de las elecciones generales en el Estado español. Pero, al mismo tiempo, puede ser un acicate para que los partidos aceleren y se pueda acordar un texto este año.

El PNV pactó con Pedro Sánchez a cambio de su investidura como presidente español que todo el proceso culminara en 2025. Hasta la fecha, PNV y EH Bildu han compartido que la mayoría plurinacional del Congreso de los Diputados abre una ventana de oportunidad para avanzar en el reconocimiento nacional de Euskadi. El PSE no había dado prioridad a este debate, pero este discurso ha cambiado en los últimos días de manera significativa. Eneko Andueza también quiere que se cierre pronto un documento (“urge llegar a un acuerdo lo antes posible para impulsar ese nuevo Estatuto de Autonomía” y “no estamos para perder el tiempo”, dijo en la cadena Ser en diciembre), aunque lo dice por otra razón: para blindar los derechos sociales y evitar que haya recortes con un eventual cambio de gobierno en el Estado que diera paso a la derecha y la ultraderecha.

Hasta el momento, el PSE se mostraba más distante con este debate, ya que el interés mediático se centra en el reconocimiento nacional de Euskadi o el blindaje de sus competencias y el derecho a decidir. Pero Andueza parece haber encontrado un discurso con el que los socialistas pueden defender con comodidad la pertinencia de este debate y la necesidad de aprobar un acuerdo “en la primera mitad de esta legislatura”. No es nada que no diga ya su pacto de gobierno con el PNV, pero no es menos cierto que, hasta la fecha, daba la sensación de que los socialistas arrastraban los pies en público con este asunto. A partir de ahí, no es un secreto que las diferencias de fondo continúan, y que el PSE rechaza el derecho a decidir o que el reconocimiento nacional lleve aparejados unos derechos políticos.

Pero sí puede ser significativo que estén confluyendo este discurso del PSE y el giro de EH Bildu hacia las posiciones gradualistas que ha defendido históricamente el PNV, un proceso progresivo y sin unilateralidad. Los jeltzales tampoco han querido ser muy entusiastas con ese giro de la izquierda abertzale a la espera de que se concrete en una propuesta acorde. El PNV está liderando el debate, con una ronda discreta de Andoni Ortuzar.

Transferencias

Para cuando se apruebe un nuevo pacto en el Parlamento Vasco, en el Congreso y en referéndum, el Gobierno de Pradales quiere tener cumplido al 100% el Estatuto vigente, y lograr sus 27 transferencias. La relativa a los permisos de trabajo de las personas extranjeras será la siguiente en cerrarse. La gestión del régimen económico de la Seguridad Social es la más compleja, pero el Estado ha puesto objeciones igualmente a los puertos y aeropuertos.

El Gobierno vasco quiere exprimir la Comisión Permanente con el Estado, donde se puede tratar también la gestión migratoria y el reparto de menores no acompañados.

Ampliar el Concierto Económico

Por otro lado, el Gobierno vasco se ha fijado el propósito de ampliar la capacidad fiscal vasca, y ya ha empezado concertando el impuesto mínimo a las multinacionales y los que afectan a la banca y el vapeo. Ahora bien, este mes de enero se debate una condonación de la deuda de las comunidades de régimen común que está por ver cómo afecta al Cupo, porque la CAV contribuye a las cargas del Estado, como es el caso del pago de intereses.