NI gripe ni otras enfermedades respiratorias. Las bronquiolitis y bronquitis casi desaparecidas. Laringitis, a medio gas. Y muy pocos catarros y resfriados. La mascarilla y las medidas sanitarias para combatir el coronavirus han marcado un año imposible, donde apenas se han visto las típicas infecciones que antes llenaban las urgencias. Y al mismo tiempo que los médicos prescribían más ansiolíticos por la incertidumbre ante una pandemia que ha transformado el mundo, bajaban las recetas de antibióticos.
Uno de los grandes temores era que al covid se le uniera la epidemia anual de gripe. Los más agoreros pronosticaban un nuevo colapso sanitario y una letalidad disparada en pacientes delicados. Eso llevó a adelantar y ampliar la campaña de vacunación de la gripe, –en Euskadi se pusieron hasta 600.000 vacunas–. Pero el sistema de vigilancia apenas ha contabilizado casos y el porcentaje de positividad de la gripe descendió más de un 99% comparado con campañas previas. Y eso que en la temporada 2019-2020 provocó 27.657 hospitalizaciones. En Euskadi, en esa misma época se contabilizaron 1.304 ingresos con gripe confirmada, y hubo 45 fallecimientos por esta enfermedad.
La receta para controlar el covid ha servido para dejar en mínimos históricos otras enfermedades respiratorias. "Antes de esta pandemia, la mascarilla era casi estigmatizante. Por eso, lo ocurrido debe servirnos para normalizar su uso siempre que tengamos una enfermedad infecciosa", asegura Francisco Caamaño, facultativo y profesor de la Universidad de Santiago de Compostela.
Tener a toda la población asiatizada ha servido también para mantener a raya los síntomas más molestos de las alergias y mitigar problemas como rinitis o sinusitis porque las mascarillas han hecho de filtro protector. No en vano, todos los datos apuntan a que la estrategia para combatir el covid ayuda a frenar muchas enfermedades.
Urgencias pediátricas
La mascarilla no solo ha arrinconado la gripe y ha frenado en seco las patologías respiratorias. Lo que más ha llamado la atención de los pediatras es la caída de ingresos de lactantes (menores de dos años) por bronquiolitis aguda causada por el virus respiratorio sincitial (VRS). Este patógeno provoca un resfriado común en los niños más mayores y en los adultos, pero es la principal causa de ingreso entre los lactantes y más pequeños. Acostumbraba a aparecer cada año entre octubre y marzo, pero llegó la pandemia y lo cambió todo. "En casi 40 años de carrera, nunca había visto un año sin bronquiolitis en niños", asegura Carles Luaces, jefe de Urgencias Pediátricas del hospital barcelonés de Sant Joan de Déu. Un extremo que también corroboran los hospitales vascos.
No obstante, las alarmas acaban de saltar. Autoridades sanitarias en Reino Unido ya han alertado sobre un posible aumento de los ingresos de niños de corta edad por el resurgimiento de virus que casi habían dejado de circular. Los especialistas esbozan varias explicaciones para que el VRS haya emergido en plena primavera. Una de ellas podía ser la falta de inmunidad adquirida hacia este patógeno tras muchos meses siguiendo un riguroso ritual de mascarilla y lavado de manos. "En el momento actual hay una población infantil que no dispone de inmunidad desarrollada frente al virus". "En mayo y junio hemos observamos lo que normalmente se veía en octubre, noviembre", dijo el doctor Jeffrey Kahn, director de enfermedades infecciosas de Children's Medical Center Dallas.
De hecho, algunos expertos temen que nos enfrentemos a una próxima temporada de gripe y resfriados más virulentos porque podríamos estar menos inmunizados que otros años. Así lo recoge la publicación StatNews. "Cuando regresen estos virus, habrá más vulnerabilidad y probablemente mayores niveles de infecciones", precisa Ben Cowling, investigador de enfermedades infecciosas de la Universidad de Hong Kong.
Porque después de 16 meses con un sistema inmunológico en letargo, podríamos ser más susceptibles. Es el extremo que también maneja el virólogo José Antonio López, que explica que "cuando un virus circula de forma estacional va inmunizando a las personas. Pero ahora se han invertido los roles; hemos estado muy protegidos en invierno, no nos hemos expuesto casi a patógenos y ahora vamos a exponernos de nuevo, así que cabe esperar cierto repunte".
En mínimos. Los virus estacionales de invierno (influenza, virus sincitial respiratorio y coronavirus estacional) han registrado mínimos históricos. En concreto, el de la gripe descendió en España un 99% comparado con la temporada 2019/2020.
Alergias. Las mascarillas han mejorado la calidad de vida de los alérgicos porque ha reducido el contacto con los alergenos y la contaminación ambiental. Esto se ha traducido en menos síntomas como estornudos, rinorrea, prurito y congestión nasal.
No solo la gripe, también otros virus, (influenza o VRS), se han desplomado durante la pandemia por el efecto de las mascarillas
Los cubrebocas han servido de filtro protector para mantener a raya algunos síntomas molestos de las alergias o la contaminación