"Tenemos que representar a la Real Sociedad, respetar al rival y a nuestro escudo, y pasar la eliminatoria". Son palabras de Imanol que se repiten desde que se hizo cargo del primer equipo txuri-urdin cada vez que va a afrontar un partido de Copa. La solución a la mancha más negra que ha arrastrado el club durante un cuarto de siglo sin ser capaz de eliminar a a un Primera estaba en casa. La tenía Imanol, un exjugador y un entrenador formado en Zubieta y que había sufrido como cualquier aficionado las prematuras y, en muchos casos, humillantes eliminaciones en el torneo del KO. Fue Jagoba Arrasate, otro hombre de la casa quien puso la primera piedra de la rehabilitación total en la competición. En la temporada 2013-14, el navarro guió a los realistas hasta las semifinales, donde solo un atraco a mano armada de González González en el encuentro de ida privó a los realistas de discutirle la clasificación al por aquel entonces invencible Barcelona de Messi y compañía. Pero hubo que esperar aún varios años para que apareciera la persona que acabara definitivamente con los fantasmas que acechaban a los blanquiazules cada vez que afrontaban la Copa.
"Para mí todos los partidos son igual de importantes con esta camiseta", se ha cansado de repetir Imanol. Después de un estreno doloroso en primera eliminatoria muy dura contra el Betis, que se saldó con una eliminación por el valor doble de los dobles (0-0 en Sevilla y 2-2 en Anoeta), el técnico de Orio no solo controló y dominó la caótica deriva, sino que además logró alcanzar el cielo. En su siguiente edición, tras eliminar ya a dos Primeras en Anoeta y a partido único, tuvo la mala suerte de que le tocara el Madrid en el Bernabéu. En una noche memorable, los donostiarras se impusieron 3-4 y pusieron la directa para una final que, por culpa del confinamiento se retrasó más de un año, y en la que se impusieron, como nadie olvidará jamás, al eterno rival por 1-0 gracias al Gol de Mikel Oyarzabal.
Trayectoria fiable
La trayectoria de la Real con Imanol en la Copa es tan fiable y solvente que se puede decir que, con un poco más de suerte, un factor muy influyente en un torneo a vida a muerte con sorteos de por medio, podía haber logrado una mayor dosis de gloria. O al menos de haber disputado más finales. En el recuerdo de todos está, por supuesto, la increíble eliminación ante el Mallorca de las pasadas semifinales cuando solo remató entre los tres palos una vez en 210 minutos y los dolorosos cuartos de final frente al Betis en 2022, con el camino despejado de gigantes, ambos ocurridas en un Anoeta a rebosar.
"Ahora mi sueño es ganar una final con la Real con los aficionados en la grada", también ha comentado en varias ocasiones Imanol después de cumplir el de lograr un título. En total acumula 29 partidos, con 22 triunfos, cuatro empates y solo tres derrotas. Pero lo que de verdad ha conseguido es acabar de forma radical con los disgustos inesperados ante adversarios de otras categorías.
La lista de sus verdugos lo confirma. Con Imanol la Real ha caído en tres ocasiones ante el Betis, sin duda y de largo su bestia negra; el Barcelona, su peor villano en la competición, en otros cuartos de final a partido único y a domicilio; y el Mallorca, el único adversario que ha logrado tumbar a los blanquiazules siendo sobre el papel manifiestamente inferior. Esta herida sigue escociendo y solo cicatrizará con un nuevo éxito importante en la Copa. O en Europa...