Si por aquí la gente está preocupada en exceso acumulando botellas y botellas de aceite de girasol por si acaso se agota a consecuencia de la guerra, en Rusia la locura se centra en otro producto del supermercado: el azúcar.
Y se están viendo imágenes bastante más exageradas que las que asombraron al principio del confinamiento por covid, en marzo de 2020, con el papel higiénico: personas, sobre todo de edad avanzada y con pocos recursos, peleándose por coger los paquetes de azúcar que hay en el supermercado. Gente que hace cola esperando a que abran los comercios y que acaban con sus existencias en sólo unos segundos.
¿Por qué el azúcar? Tiene que ver con varios factores. En primer lugar, con las s anciones impuestas por Estados Unidos y la UE. Ante la imposibilidad de importar este producto de los países comunitarios, Moscú ha prohibido la exportación de azúcar (también de trigo y otros cereales), para priorizar el mercado interior. A ello se le suma que muchas empresas han abandonado Rusia, que ya hubo una situación de carencia de azúcar en los años 80 y 90 y las personas mayores lo recuerdan, y la votalidad del precio de este producto, que ya se ha incrementado en casi un 13% desde el inicio de la guerra.
De ahí el "apocalipsis del azúcar", como se le ha denominado. Las llamadas a la calma del Ministerio de Industria y Comercio de Rusia, que asegura que hay muchas reservas de azúcar en el país, no han surtido efecto y algunos comercios han tenido que poner límites máximos por persona y día para evitar el desabastecimiento. En todas partes cuecen habas.