Los eibartarras que quieran conocer el desarrollo de las tareas de conservación que se están llevando a cabo en la figura en piedra del arcabucero que presidió la entrada a la desaparecida Torre Orbea durante varios siglos tienen una ocasión inmejorable para ello en las visitas guiadas que el Ayuntamiento de Eibar ha organizado para el 10 de febrero. La primera tendrá lugar a las 16.30 horas (euskera) mientras que la segunda comenzará a las 17.30 horas (castellano). Las personas interesadas en disfrutar de la visita tienen hasta el 6 de febrero para reservar su plaza rellenando el formulario que encontrarán en la web de Egoibarra (htttps://formularioak.eibar.eus/es/untzagakoarkabuzaria).
La figura tiene un peso de 250 kilos y unas dimensiones de 99 centímetros de alto, 59 centímetros de ancho y 32 centímetros de fondo. Presenta una degradación superficial provocada por la meteorización del material, así como muestras de debilitamiento, faltas de material y roces en zonas puntuales que hacen que su estado de conservación sea calificado como regular. Con el fin de paliar esas deficiencias, la empresa Artemis dio inicio a unas labores dirigidas a su preservación el 30 de enero. Giorgio Studer y Miriam Cano, restauradores con una dilatada experiencia, son los encargados de realizar unos trabajos que tienen más de conservación que de restauración. De hecho, no se repondrán los elementos que le faltan (nariz, parte del bigote y de la frente, y un dedo) al considerar que son elementos que no afectan a la estabilización de la figura. Lo que sí se hará será lavar la figura con agua mezclada con tensioactivos de pH neutro y retirar los restos de mortero que presenta con medios manuales.
La Torre Orbea se levantaba en terrenos que ahora forman parte de la popular plaza Untzaga. De origen renacentista, se mantuvo en pie desde finales del siglo XV hasta 1902, año en el que fue demolida. Pese a ello, el arcabucero no desapareció con la torre sino que pasó a formar parte de la entrada a las antiguas caballerizas que se levantaron en la calle Estación en 1905.
La figura se mantuvo en ese emplazamiento hasta 2014, año en el que el inmueble que lo albergaba fue derruido para dar espacio a nuevos desarrollos urbanísticos más acordes a los tiempos. En este caso también logró sobrevivir al edificio que lo acogió durante más de un siglo, y fue debido al decisivo papel que jugaron Mercedes Ayerbe Albizuri y César Garate Albizuri, ya que fueron ellos los que cedieron la figura del arcabucero al Ayuntamiento de Eibar con el fin de garantizar su preservación.