En el sector archivístico el peso de los registros no se valora en función a la cantidad, sino de la longitud. El Archivo Histórico Provincial de Gipuzkoa, situado en Oñati, tiene capacidad para albergar 19 kilómetros de documentación, repartidos en varios espacios que suman 2.200 metros cuadrados. Actualmente, los archivos depositados en la localidad guipuzcoana suman 11,5 kilómetros. Así lo explicó ayer, miércoles, el director del centro, Ramón Martín Suquía, en una visita organizada por el Gremio de Libreros de Gipuzkoa, en complicidad con el Koldo Mitxelena, para conocer, entre otros, los fondos gráficos y de cómic histórico y contemporáneo de la Diputación, entre los que destaca la colección de Luis Gasca y la del ilustrador donostiarra Juan Carlos Eguillor, colaborador de Bernardo Atxaga.
Esta documentación, que originalmente se encontraba en el Komikigunea, fue trasladada desde su sede en la calle Reyes Católicos de Donostia hasta Oñati con motivo de las obras de remodelación del Koldo Mitxelena (KMK) y de la disgregación de sus servicios. Asimismo, el Archivo ha recibido ya parte del Fondo de Reserva del KMK y está a la espera de, tras el inicio de las obras el mes que viene, y en un proceso que se alargará, según fuentes consultadas, “algunos meses”, recibir parte de los fondos de la biblioteca, aunque las novedades para el préstamo permanecerán en la capital –precisamente, será el Komikigunea el lugar que se habilite para este servicio durante los 18 meses que duren los trabajos–.
Preguntado por el documento más antiguo del que son depositarios, Martín Suquía respondió que aunque cuentan con registros incluso del siglo XI, estos no son “representativos” del corpus del archivo, a diferencia de, por ejemplo, los fondos notariales del territorio, colección conformada documentos de los distritos de Azpeitia, Bergara y Donostia, desde incunables manuscritos del siglo XV hasta otros registros de comienzos del siglo XX.
El objetivo de la visita de ayer fue dar a conocer el contenido de la institución vinculado con lo gráfico y con las imágenes. Por ello, junto a una selección de las distintas aristas del fondo dedicado al cómic, en una vitrina exhibieron para los visitantes una pieza especial: un conjunto de escrituras de mediados del siglo XVI de un notario del distrito de Bergara que había sido encuadernado –más bien forrado– y para el que se había utilizado como cubierta una página de un códice anterior al siglo XIV, en el que destaca el dibujo de la cabeza con tonsura de un monje sobre una letra capital, siguiendo la tradición de los manuscritos iluminados. El responsable del Archivo Provincial explicó que se encuentran cientos de casos de este tipo –la encuadernación en madera y en cuero era muy cara–, que han comenzado a identificar y a restaurar.