Octubre, cuando florece La clásica de las hojas muertas, Il Lombardia, Tadej Pogacar es la primavera, un jardín repleto de flores. Ahora que su piel es de todos los colores, desde que en Zúrich se subió al cielo y agarró el arcoíris para lucirlo todo el año, como estipula la tradición, el esloveno desea estrenarlo cuanto antes.
Mostrará este sábado su nuevo maillot, blanco con la banda de todos los continentes, en el Giro dell’Emilia, una de esas clásicas italianas que configuran el ocaso del curso y que aún no tiene un espacio ocupado en la vitrina del esloveno.
Pogacar busca la gloria en una carrera esquiva con él. En 2022 le superó Enric Mas y el pasado curso le sometió Primoz Roglic. Pogacar, que es todo exuberancia, el campeón total, el rey del Giro, del Tour y el emperador del ciclismo, palpó el recorrido de la carrera con su nuevo esmoquin blanco. Anhela mostrarlo con una victoria, que es su estado natural.
Patroneado en Suiza, cosido en un ataque de 100 kilómetros, Pogacar se concedió el mejor regalo posible para echar el cierre al curso. A la espera de Il Lombardia, el último Monumento, el que desea conquistar el próximo sábado por cuarta vez consecutiva, el esloveno pasó la mañana abriendo cajas como un niño tras la visita de Olentzero.
Descubrió su nuevo maillot con una sonrisa, también el culote, negro, aunque tiene otro diseño en blanco novicio de norte a sur. Después descerrajó otra caja con las gafas, a juego. Todo le sienta bien al esloveno, que finalmente descubrió su nueva montura, decorada y condecorada. Blanca la Colnago con el arcoíris aquí y allá.
Se proclamó campeón mundial sobre una bici de fantasía, pintada con aires de cómic, muy colorida. El Giro lo remató sobre un bici rosa y el Tour lo paseó con una bici amarilla.
Para alcanzar la cúspide del Mundial le dieron otro aire a la montura y para la desembocadura del presente curso y el próximo, Pogacar se subirá en un bici arcoíris. Un corcel blanco con bandas de colores.
Pogacar no afloja
En octubre Pogacar es un sinfonía de alegría. “Esta época del año es siempre una de mis favoritas para competir y es más especial ahora llevando el maillot de campeón del mundo”. El sueño del esloveno continúa en las carreteras italianas que tanto ama.
No está dispuesto a aflojar Pogacar, competitivo al extremo. Quiere acelerar hasta el final en consonancia con los deseos de su equipo, que galopa en un curso memorable.
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“Lo que sucedió en Zúrich fue todo un sueño para mí y todo lo que pase aquí será un plus, pero tras la gran temporada que ha hecho todo el equipo queremos apretar hasta la última carrera y terminar con buena nota”. Lo dice un ciclista cum laude.
Preparado “Estas clásicas de final de temporada en Italia son preciosas y muy emocionantes, y estamos preparados para dar lo mejor de nosotros”, desgrana Pogacar antes de encarar el Giro dell’Emilia, una clásica de 215 kilómetros de la que es el máximo candidato a la victoria.
Desea prolongar su exitosa travesía por una campaña de ensueño, solo al alcance de los más grandes. Para ello, deberá superar los ascensos a Zocca, Grizzana Morandi y Montechiaro antes de llegar al circuito final, donde se subirá en cinco ocasiones hasta la meta, ubicada en el Santuario de Nuestra Señora de San Luca.
En su cima, al fin, quiere ondear el arcoíris Pogacar, que competirá contra Roglic, el campeón del pasado curso, Remco Evenepoel –campeón olímpico con su bici, maillot y casco también decorado– o Enric Mas, que derrotó al esloveno en 2022 en el mano a mano.
Matteo Jorgenson, Michael Woods o Simon Yates buscarán sus opciones. El Euskaltel-Euskadi también estará presente en la anunciación de Pogacar. El arcoíris sale en Italia.