Cara Delevingne tiene a sus familiares y amigos muy preocupados por la deriva que está tomando su vida. Últimamente las noticias que genera no son precisamente positivas ni están relacionadas con su profesión de modelo ni con la de actriz, sino con su descuidado aspecto físico y sus extraños comportamientos.
La supermodelo británica, de 30 años, lleva tiempo desatendiendo sus compromisos profesionales. No fue a gala de los premios Emmy, algo que ya sorprendió puesto que debía acudir junto a sus compañeros de la serie Solo asesinatos en el edificio. Pero más imperdonable fue que no apareciera en la presentación de su propia colección en la Semana de la Moda de Nueva York.
La cuestión es que días atrás se hicieron virales unas imágenes de Delevingne con un aspecto demacrado, caminando descalza de forma errática mientras hablaba por teléfono y muy muy delgada. La británica acababa de ser invitada a abandonar un avión privado de Jay-Z (no ha trascendido la razón) dentro del cual había pasado tres cuartos de hora y que debía despegar del aeropuerto de Los Ángeles, y en esas imágenes en el aeródromo no parecía encontrarse en su mejor momento: quizá afectada por el consumo de drogas.
Y precisamente el día en el que debía estar presentando su colección Cara Loves Karl en Nueva York fueron captadas unas imágenes de su amiga y también actriz Margot Robbie saliendo llorando de la casa de Delevingne después de visitarla, unas lágrimas que hicieron saltar todas las alarmas.
Su entorno ya admitió hace tiempo que sufre problemas mentales y adicciones a sustancias, pero al parecer la actriz no acaba de dar el paso de iniciar un tratamiento ni de buscar ayuda de especialistas y sus más allegados creen que la situación no se puede prolongar más viendo todo lo que está sucediendo.
Y es que cada vez que salen nuevas imágenes de Delevingne suscitan preocupación. Días antes del incidente en el aeropuerto, la modelo y actriz fue fotografiada dentro de su coche, muy demacrada y con un aspecto de dejadez absoluta fumando algún líquido en una pipa y cambiándose de ropa dentro del vehículo en un aparcamiento.