El sugerente objetivo de plantarse en la final de Copa siempre implica enfrentarse previamente a alguno de los favoritos. Esta noche, el Athletic intentará rizar el rizo apeando al Real Madrid después de haber eliminado al Barcelona en la ronda anterior. El más difícil todavía. Firmar una hazaña tras otra es el sino que les ha correspondido a los rojiblancos en su torneo favorito.
En palabras de Marcelino, están preparados y confían en volver a poner patas arriba San Mamés. No es preciso señalar que en esta oportunidad la identidad del adversario infunde mayor respeto. A día de hoy, el incipiente proyecto encabezado por Xavi Hernández no resiste una comparación con ese trasatlántico cuyo timón descansa en las manos del curtido Carlo Ancelotti. No obstante, existe confianza en la inercia adquirida por el equipo en las últimas semanas y en el aliciente extra que supone el factor ambiental. Ambas cuestiones deberán pesar de modo significativo para saltarse un pronóstico que se fundamenta en la acreditada calidad del visitante y en los tres cruces habidos desde diciembre, todos favorables al actual líder de la liga.