El Athletic asalta al tren europeo

“Ganar como fuera”. La primera frase de Ernesto Valverde en su comparecencia posterior a la disputa del encuentro ante el Celta vino a sintetizar el antes, el durante y el después del partido. El Athletic necesitaba frenar su caída en picado, no tanto en la clasificación, pero sí en la suma de puntos, insuficiente en las cuatro jornadas previas, con un pobre bagaje de un punto sobre doce, y volver a reencontrarse con la victoria tras otros tantos encuentros sin lograrlo. No lo dijo el técnico, más comedido, pero se trataba de ganar por lo civil o por lo criminal. Pese a jugar en un San Mamés silenciado por la huelga de animación de la Iñigo Cabacas Herri Harmaila, como si el Athletic no tuviera nada que decir ya en liga pese a que se está jugando un buen pastel como es la posibilidad de poder competir en Europa la próxima temporada, a pesar de disputar un partido de esos que no hacen afición por cuanto el ritmo no fue elevado, más bien todo lo contrario, y de venir del durísimo varapalo de la pasada jornada, el equipo se repuso a todo ello y asaltó el tren europeo.

De nuevo con la defensa en cuadro, sin los dos centrales titulares, lesionados ambos en el tramo definitivo de la liga, y con un bloque prácticamente idéntico al que sucumbió ante el Villarreal, el conjunto rojiblanco se rehizo. Viene siendo la tónica en la presente campaña, en la que el equipo se ha sabido reponer de los distintos varapalos que ha recibido, con mención especial a su eliminación en las semifinales de Copa ante Osasuna. A pesar de la goleada sufrida ante el Villarreal, Valverde solo hizo tres cambios, uno de ellos obligado, el de Dani Vivian por Yeray Álvarez, e introdujo a Óscar de Marcos e Iker Muniain por Iñigo Lekue y Ander Herrera, respectivamente. El técnico volvió sobre sus pasos, juntó en el centro del campo a Muniain y Sancet, si bien el equipo se alejó del rock y compuso una lenta balada.

Tampoco le hizo falta mucho más a un Athletic que aún se lamía las heridas por la sangría defensiva del pasado fin de semana. Quiso no fallar antes de tomar riesgos, claro que se encontró con un tempranero gol de Iñaki Williams que le facilitó muchísimo las cosas. Después se dedicó a contemporizar, a amasar su victoria a base de paciencia ante un Celta que fue un flan en defensa. Pero como quiera que el conjunto rojiblanco hace tiempo que perdió su consistencia defensiva, encajó un gol en el arranque de la segunda mitad, lo que supone haber recibido al menos un tanto en las seis últimas jornadas, y volvió a la casilla de salida. Eso sí, solo cuatro minutos después, Alex Berenguer, renacido este sábado en San Mamés, que volvió a marcar en liga ocho meses después, puso de nuevo en ventaja a los leones y dejó el choque visto para sentencia.

Tras fallar en su intento por alcanzar la sexta plaza hasta en tres ocasiones, después de ser incapaz de ganar a Sevilla, Mallorca y Betis en tres jornadas consecutivas, las aspiraciones del Athletic se resumieron a la séptima plaza. A la cuarta, esta vez sí, fue la vencida. Ahora, está por ver cuánto le dura la alegría al conjunto rojiblanco, pues depende de resultados de terceros, en concreto de lo que hagan a lo largo este domingo Osasuna, que se enfrenta en el Metropolitano al Atlético de Madrid (16.15 horas), y Sevilla, que recibe al Betis (21.00 horas) en el siempre caliente derbi de la capital andaluza. Si solo ganan los rojillos, el conjunto rojiblanco seguirá teniendo Europa en su mano; mientras que un triunfo del Sevilla, o de ambos, significaría que no depende de sí mismo. De momento, el Athletic ha asaltado el tren europeo, que no es poco.