Poco más hay que añadir cuando se escoge el término “definitivo” para apellidar un partido. Así catalogó Ernesto Valverde el del Estadio José Zorrilla, pese a que corresponda a la vigésimo sexta jornada. A veces los profesionales son reacios a hablar de “final” cuando se adjudica un gran valor a los puntos en juego; sin embargo, en esta ocasión parece que no hay inconveniente en reconocer abiertamente la trascendencia del resultado que se registre ante el Valladolid.
Este mensaje del entrenador rezuma cierto tremendismo, plantea un grado de exigencia extra, superior al habitual. Claro que no debería sorprender por cuanto el Athletic corre el riesgo de descolgarse del objetivo que persigue. Si no varía la inercia de los tres últimos meses, Europa dejará de ser un aliciente para convertirse en una quimera. Por mucho que se insista en que los puntos obtenidos no se corresponden con el rendimiento, cuestión discutible que ayer volvió a esgrimir Valverde, parece evidente que sin un giro radical en la trayectoria el equipo perderá su condición de aspirante a premio.
Ganar en Valladolid no va a compensar la larga serie de tropiezos registrada desde diciembre, pero aportaría cierta calma. Serviría además para corroborar las sensaciones positivas extraídas de los duelos con Rayo y Barcelona. En fin, que permitiría hablar de una tendencia al alza, todo ello en vísperas de que una nueva interrupción del campeonato. En la hipótesis de encajar otro revés, quince días sin fútbol son un auténtico peligro, una invitación irresistible a comerse la cabeza.
En contexto tan delicado, Valverde confía en hacer de la necesidad virtud. Frente a un Valladolid que ha demostrado bastante solvencia como anfitrión, el Athletic quiere imponer su jerarquía, como hiciera en la primera vuelta con un concluyente 3-0. Conoce la propuesta que alienta Pacheta y debe acertar a plasmar sus argumentos. Contará con el regreso de Sancet, cumplida su sanción, una baza clave en la producción ofensiva, auténtico lastre de los rojiblancos desde que extraviaron la buena senda.
Causan baja Simón, Lekue, Herrera y Morcillo, inquilinos todos de la enfermería. El resto del personal, en principio, está disponible, incluido Yuri Berchiche, quien por precaución únicamente participó en el tramo final ante el Barcelona. La confección del once titular se presta a diversas combinaciones tanto en el centro del campo como en la delantera.
No se esperan novedades en la línea más próxima a Agirrezabala, que va a enlazar su sexto encuentro consecutivo, salvo que Yeray, en el banquillo el pasado fin de semana, se incorpore en detrimento de Vivian. De Marcos, Iñigo Martínez y el mentado Yuri completarían la relación. A partir de aquí, las especulaciones se disparan.
No es descartable que Valverde se decante por la fórmula Dani García-Vesga, que ha empleado en varios desplazamientos, aunque la entidad del rival pudiera favorecer un dispositivo menos conservador, con Zarraga por ejemplo, que estuvo de inicio en Vallecas, junto a Dani García y Sancet. El Valladolid intenta elaborar, le gusta amasar posesión y suele presionar alto, pero no se distingue precisamente por su pegada. El gol se le resiste, luce la pegada más floja de la categoría, a la par que la del colista Elche. Un dato significativo que ayuda a establecer el grado de dificultad que encierra el partido.
Como hombres más avanzados, se antoja más que probable que empiecen los hermanos Williams y Berenguer, por su movilidad y verticalidad para incomodar a una defensa contundente, pero con centrales lentos. De confirmarse esta delantera, quedarían en la recámara Guruzeta, Raúl García y Muniain.
Pacheta carga contra el VAR
Siete bajas. José Rojo, Pacheta, lamentó ayer en rueda de prensa que no se estén penalizando entradas que han derivado en lesiones, como en los casos de Jordi Masip y Darwin Machis, “porque se desconoce el juego” y, en este sentido, el técnico del Valladolid advirtió de que el VAR “es un elemento científico que debe decir sí o no, pero que no interpreta fuerza ni velocidad”. Pacheta, que contará con siete bajas –Masip, Anuar, Kenedy, Hongla, Roque Mesa, Amallah y Machis– para recibir a un “peligroso” Athletic que, según indicó, “cuenta con gente desequilibrante que, en una acción, le permite llevarse el partido”. La clave para poder ganar este choque está, a su juicio, en “hacerles sufrir sin balón, que no puedan correr, que no se encuentren cómodos y que se sientan amenazados, porque si logran imponer su velocidad y encuentran espacios, no habrá margen de error”.