El último entrenamiento antes de afrontar el tercer partido de la pretemporada, contra el Borussia Dortmund (16.00 horas), un partido que se jugará con dos tiempos de 60 minutos cada uno, Marcelino García Toral ha propuesto ejercicios que persiguen la fluidez en el juego del equipo, que se ha entrenado con el balón oficial de la Bundesliga, con el que se disputará el encuentro.
Después de los habituales estiramientos y unos rondos, el técnico asturiano ha planteado esta tarde, en la única sesión con balón del día, un partido con un campo de dimensiones inferiores a las habituales y de doce jugadores contra doce, lo que reduce los espacios de actuación y obliga a los futbolistas a pensar y actuar con mayor celeridad. El entrenador del Athletic ha citado estos días el término fluidez, como uno de los deberes pendientes del equipo, y esta actividad la fomenta.
A continuación, Marcelino ha llevado el ejercicio al extremo reduciendo aún más las dimensiones, y el partido ha pasado a ser de siete contra siete, con los jugadores restantes en las bandas para impedir las interrupciones del juego. Iker Muniain, por su parte, ha actuado como comodín. "No hay tiempo y espacio", decía el técnico asturiano. "Rápido, rápido", exigía, reclamando mover la pelota con velocidad. El ritmo es una de las obsesiones de Marcelino, que quiere que sus pupilos actuén ágiles de piernas, pero también de mente.
El entrenamiento ha sido seguido a pie de campo por el presidente, Aitor Elizegi, desplazado ayer por la tarde a la concentración del equipo, que se desarrolla en Suiza.