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El Athletic mereció más ante el Barcelona

Cayó en una noche donde su espíritu combativo no solo le permitió tutear al Barcelona en amplias fases sino que le valió para meterle el miedo en el cuerpo en la recta final
El Athletic - Barcelona, en imágenes
El Athletic - Barcelona, en imágenes

El Athletic estuvo muy cerca de convertirse en el gran animador de la Liga en una noche donde plantó cara al líder, al que llegó a apabullar en el tramo final. El formidable esfuerzo desplegado le hizo acreedor a un mejor resultado, pero se impuso la dictadura del Barcelona más pragmático que se recuerda, pues no conoce la derrota en los partidos donde cobra ventaja y ya acumula nueve triunfos por la mínima. Esta vez puede afirmarse que salió vivo de milagro. Solo el infortunio privó a los rojiblancos de un desenlace más acorde a lo presenciado en San Mamés.

El apartado de acciones que debieron modificar el resultado fue amplio y significativo: un gol anulado por el VAR que puso en pie de guerra a la afición, de por sí caliente desde el comienzo del espectáculo, dos remates repelidos por la madera y aportaciones estelares de Ter Stegen y, sobre todo, de Koundé y Marcos Alonso, que despejaron sendos remates sobre la misma línea de gol en el tiempo agregado por Gil Manzano. Generoso bagaje para cuestionar la legitimidad del enésimo éxito de un Barcelona que pensó que sería capaz de enfriar el ímpetu del Athletic, que el paso de los minutos le permitiría sacar tajada del cansancio del anfitrión y gestionar con relativa tranquilidad el gol de Raphinha, y al que le vino encima un vendaval que no le tumbó porque los dioses de fútbol se pusieron caprichosos y quisieron ser magnánimos con el poderoso.

Poco o nada cabe reprochar al trabajo realizado por un Athletic que supo amoldarse a la complejidad que entraña jugar de tú a tú a un conjunto que rara vez se descompone, que ha elegido una versión menos vistosa para rentabilizar la calidad que atesoran sus integrantes y le va estupendamente. Este domingo, durante algunas fases se pudo pensar que el Barcelona acabaría por desmoralizar y agotar a los futbolistas locales, pero estos supieron tirar de agresividad y valentía para brindar una actuación muy completa que, para su desgracia, no tuvo recompensa.

Condicionado por diversas ausencias, lo que le obligó, por ejemplo, a recurrir a un Balenziaga prácticamente inédito, Valverde solicitó máxima intensidad. A ello se puso el bloque desde el inicio y dificultó así la elaboración del Barcelona, incómodo para salir tocando de su campo. Con el dúo Dani García-Vesga empujando las líneas y la frenética actividad de todos, el Athletic provocó muchas pérdidas, lo que sin embargo no le evitó un par de sustos gordos.

Los azulgranas necesitan poco para generar acciones profundas y pese a la sensación de estar el partido bajo control, enseguida dispuso Ferrán de un balón franco para marcar, pero apuntó mal. Un cuarto de hora después, la siguiente acción que alteraba la sugerente inercia del juego, claramente favorable al Athletic, que continuaba derrochando sudor. Agirrezabala anduvo rápido para neutralizar la penetración en solitario de Lewandowski. Pareció que la presión y el ritmo empezaban a decaer hacia la media hora, algo previsible pues es imposible correr tanto para defender y para proyectarse de inmediato en ataque, que era la segunda parte del plan, pero fue entonces cuando el peligro se trasladó al área de Ter Stegen.

Berenguer pudo beneficiarse de una mala idea de Koundé. A esta advertencia siguió, tras el enésimo robo, un remate de Iñaki Williams ajustado al poste izquierdo que acabó en córner previo toque del portero y a la salida del mismo, Raúl García se anticipó a la zaga para cabecear al larguero. No tuvo energía el Athletic para intentarlo más en el primer acto. Poco a poco cedió metros y el Barcelona aprovechó para tomar la iniciativa y trazar combinaciones con cierta suficiencia, aunque sin capacidad para resquebrajar una estructura todavía muy compacta.

Pero en el minuto que añadió Gil Manzano antes del descanso, halló Busquets el hueco para servir a Raphinha, quien sin oposición cruzó a la red. El linier anuló el tanto en primera instancia, pero el VAR reveló que Balenziaga habilitaba al brasileño. El inesperado jarro de agua helada proyectaba una reanudación incierta, inquietante. Tenía el Athletic que modular sus impulsos para no desequilibrarse en la búsqueda del gol, no perder la compostura sin balón y además percutir con él.

Le costó un rato largo tomarle la medida al partido. Se abrieron más espacios y el Barcelona manejó a su antojo la situación. Lewandowski tuvo la puntilla en un cabezazo a placer a centro de Balde. Valverde recurrió a gente fresca y Xavi restó un punta para acentuar el dominio con un cuarto medio. Maniobras que no auguraban lo que aconteció a raíz de un remate de Berenguer que, desviado al límite por Christensen, dio en el palo. Fue como un toque de corneta para dar rienda suelta a la ofensiva.

Muniain dio pie a que Ter Stegen se adornase en una estirada; en un córner se sucedieron tres remates, que fueron invalidados por fuera de juego, pero ya estaba el Athletic lanzado, consciente de que con su modo de interpretar el fútbol había logrado meter el miedo en el cuerpo del oponente. Vino entonces el gol anulado a Iñaki Williams, que recibió al espacio de Guruzeta y en cuatro zancadas se presentó ante el meta alemán, al que fusiló. Las cámaras se chivaron de una mano de Muniain, que existió, en el origen de la acción y la grada exteriorizó su indignación, convencida de que al Athletic le estaban robando el encuentro. Y a modo de guinda, el doble intento de Yuri y Guruzeta, con dos defensores saliendo al rescate de Ter Stegen.

Ya no hubo margen para producir otra aproximación nítida; no obstante, el Barcelona hubo de echar el resto hasta el 98 y llegó a consumir un cambio más a fin de interrumpir el acoso. No es de extrañar que antes de tomar el túnel de vestuarios, el flamante líder celebrase el éxito como lo hizo. Y es que el espíritu combativo de que hicieron gala los chicos de Valverde le había hecho pasar un rato, más que malo, malísimo.

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2023-03-13T23:21:03+01:00
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