Athletic

El Athletic se queda a medio camino

La plantilla del Athletic se dirige hacia el terreno de juego para realizar una sesión de entrenamiento en Lezama.

En la valoración de la campaña recién terminada, aquello de para gustos, los colores sería una expresión adecuada. Algunos estiman que el Athletic ha firmado un año más que digno, bastante mejor que los anteriores porque con su forma de desenvolverse y competir se ha hecho acreedor a una recompensa superior a la obtenida, que ha sido la nada, tras caer en la final de la Supercopa, verse apeado por el Valencia en semifinales de Copa y ocupar la octava plaza en la liga. Sin duda, estos datos confirman que no ha estado lejos del éxito y que durante la totalidad del calendario ha opositado a convertirse en uno de los conjuntos destacados. Pero de igual modo darían pie a realizar la lectura a la inversa: la incapacidad ha prevalecido sobre la ilusión. El Athletic ha amagado con dar un salto de calidad y se ha quedado a medio camino, tal como consta en el balance.

Para afinar el juicio resulta conveniente perfilar el contexto, las condiciones en que Marcelino y su plantilla han desarrollado su trabajo. No hay ni punto de comparación con el curso anterior, marcado por un relevo en el banquillo en navidades y la disputa de hasta tres finales. Entonces, se arrancó con un ambiente un tanto viciado, como confirmaría luego la destitución de Gaizka Garitano, que sugirió un cambio radical gracias a la inmediata conquista del título de la Supercopa. El aterrizaje del técnico asturiano pareció sacudir al grupo, pero no pasó de ser un espejismo. Algo pasajero. Sendos desastres en las finales coperas y un último tramo liguero dejándose ir, generaron la sensación de que el Athletic había perdido el año.

27/05/2022