Los cuatro grupos municipales del Ayuntamiento se reunirán la semana que viene para buscar una solución al proyecto para rehabilitar la Casa de Curtidores, la última edificación del antiguo barrio que se conserva en pie, cuyo expediente se encuentra paralizado desde hace años por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
Es lo que se decidió ayer en la Comisión de Urbanismo tras una pregunta formulada la semana pasada por el concejal de EH Bildu Endika Alonso interesándose por la tramitación del proyecto.
El alcalde Maya tomó la palabra para plantear una reunión la semana que viene para buscar soluciones a la vista de que el proyecto sigue bloqueado.
Ha habido dos proyectos para tratar de restaurar la Casa de Curtidores: uno para habilitar un restaurante, que fue descartado hace años; y otro más reciente para la construcción de 5 viviendas y un dúplex, cuya licencia también ha sido denegada.
El Ayuntamiento denegó la licencia en 2020 tras un informe de la CHE, que no lo autorizaba. Posteriormente, los promotores recurrieron la decisión ante el Tribunal Administrativo de Navarra.
La Casa de Curtidores dejó de estar habitada en 2007 y en 2012 se incendió la cubierta y partes de la estructura. Desde ese momento, se ha convertido en hogar ocasional de personas sin hogar y okupas. Sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuando aparece citada como lugar del gremio de los zapateros para el curtido de pieles en la ciudad a orillas del río Arga.
Con los siglos, el edificio fue cambiando de propietarios y de usos –llegó a acoger un centro de cuarentena para enfermos de peste en 1599 y una discoteca a principios del siglo XX– hasta su deterioro completo.