El baloncesto vasco asiste sediento a la Copa

Estamos acostumbrados a contar con dos representantes en la Liga ACB a la espera de que se vuelva a incorporar Gipuzkoa Basket. También a que Baskonia y Bilbao Basket nos pongan en el mapa europeo durante la última década. Pero a lo que está resultando difícil habituarse es a que el baloncesto vasco esté teniendo a lo largo de los últimos años una presencia residual y, como es el caso en esta ocasión, inexistente en la Copa del Rey. Hoy da comienzo la 88 edición en el José María Martín Carpena de Málaga, y por segunda vez en los últimos años, nula presencia vasca.

Bueno, nula en cuanto a equipos. En los banquillos, y enfrentándose a las primeras de cambio, el bilbaíno Txus Vidorreta y el gasteiztarra Ibon Navarro, que buscará en casa reeditar el título alcanzado hace un año en el Olímpic de Badalona con su Unicaja, precisamente a costa del Tenerife. Y en la cancha, puede que también tengan algo que decir el donostiarra Darío Brizuela, que también levantó esa última Copa y que está cuajando una muy buena temporada, su primera en el Barcelona, y el getxotarra Xabi López-Aróstegui, a las órdenes de Álex Mumbrú en el Valencia.

Se repite la situación vivida hace dos años en Granada, de que vitorianos y bilbaínos se han mostrado incapaces de acabar la primera vuelta de la fase regular liguera entre los ocho mejores, de manera que no que no queda otra que ver cuanto suceda a través de la pequeña pantalla y, de paso, centrarse en los desafíos que quedan por afrontar en la temporada. Dicen que no hay mal que por bien no venga. Esta semana es propicia para coger aire y preparar lo que llega sin las apreturas de costumbre.

En el caso de Baskonia, lo mismo que hace un mes, tanta irregularidad le hace pender de un hilo para llegar a los play-offs por el título. Es más, ya entrada la segunda mitad liguera, con una docena de partidos por delante, si hoy tocara a su fin se quedaría fuera. La escuadra de Dusko Ivanovic está a un partido del octavo, pero, con todo tan igualado, también del quinto. Los azulgranas se hallan asimismo en el filo de la navaja de la Euroliga. Están focalizados en entrar, aunque sea a través del novedoso play-in, en un Top8 que a última hora se resistió la pasada temporada al perder en la última jornada en Kaunas.

Con tres triunfos menos en la competición doméstica, los play-offs para Bilbao Basket parecen una quimera más que un objetivo, y tampoco parece especialmente complicado no pasar apuros para mantenerse en la élite, aunque conviene no confiarse, además de centrar todos los esfuerzos en llegar en la FIBA Europe Cup hasta la final contando con el factor cancha a favor, tanto en cuartos ante el Legia de Varsovia, como en semifinales.

El histórico reciente de nuestro basket en el torneo del KO se ciñe a la decepcionante eliminación baskonista hace un año a manos del anfitrión Joventut, en Madrid'21 ganó precisamente a la Penya para caer en semifinales ante el a la postre campeón Barça. Semis que también alcanzó en la jugada como local en 2017, ganó a Tenerife para caer ante el Madrid, que también se llevara el título. Y el año anterior tanto Baskonia como Bilbao Basket superaron en A Coruña los cuartos ante Obradoiro y Barça, pero Madrid y Gran Canaria impidieron la final vasca.

El torneo en pista malagueña tiene la disputa en cuartos de final con los duelos Real Madrid-UCAM Murcia y Gran Canaria-Valencia hoy jueves, y para mañana Barça-Manresa y Unicaja-Tenerife.

Se hace extraño no ver a nadie de los nuestros en la Copa, especialmente a Baskonia, cuarto en el palmarés tras dos décadas extraordinarias, levantando seis veces el trofeo, en 1995, 1999, 2002, 2004, 2006 y aquella de 2009, con Ivanovic, Prigioni, Rakocevic, Splitter, Teletovic y compañía, y alcanzando otras tres finales, en 1994, 2003 y 2008. Qué tiempos aquellos. Es curioso, desde aquella doble presencia en el Bizkaia Arena en 2010, una maldición parece perseguirnos con tan escaso protagonismo.