El Banco de España ha rebajado cuatro décimas su previsión de crecimiento de la economía española para este año, hasta el 4,1 %, mientras que suaviza su estimación de inflación al 7,2 %, tres décimas menos, debido a la entrada en vigor del mecanismo ibérico para rebajar la factura de la electricidad.
El Banco de España ha publicado este viernes sus proyecciones macroeconómicas para el periodo 2022-2024, marcadas por la guerra en Ucrania y un entorno de elevados precios de la energía y los alimentos, y que sitúan la recuperación del nivel de PIB previo a la pandemia en la segunda mitad de 2023.
La rebaja de la previsión de crecimiento para 2022 con respecto a las proyecciones de abril se debe, principalmente, a una evolución del PIB peor de la prevista en el primer trimestre (resta 0,6 puntos), que ha sido en parte compensada por la normalización de la actividad tras la pandemia (suma 0,2 puntos).
El Banco de España espera que la economía española crezca un 2,8 % en 2023, una décima menos de lo que estimaba en abril, y un 2,6 % en 2024, una décima más.
A pesar del menor dinamismo económico, mejora sus previsiones de empleo, con una estimación de la tasa de paro del 13 % este año, medio punto menos; el 12,8 % en 2023, cuatro décimas menos, y 12,7 % en 2024, una décima menos.
La previsión de inflación se rebaja al 7,2%
Las proyecciones rebajan la previsión de inflación para todo el año al 7,2 %, tres décimas menos de lo estimado en abril, principalmente por el impacto esperado del tope del gas en el precio de la electricidad, que compensará la mayor inflación subyacente -3,2 %, 0,5 puntos más-.
Precisamente el fin de la vigencia de este tope del gas explica la revisión al alza de la inflación prevista para 2023 -2,6 %, seis décimas más-, mientras que en 2024 se situará en el 1,8 %, dos décimas más.
El informe aclara que las previsiones se basan en el supuesto de que la mayor parte del aumento de los costes ya ha sido trasladado a los precios de venta, y de que los salarios solo responderán "de forma limitada" al aumento de la inflación.
Asimismo, advierte de dos factores conocidos tras el cierre de las proyecciones que podrían alterarlas: una inflación más elevada de lo previsto en abril (que sumaría una décima al IPC anual) y la prórroga hasta septiembre de la rebaja fiscal de la electricidad y la bonificación del carburante (que restaría tres décimas).
Baja de forma intensa el consumo de los hogares
El menor crecimiento previsto para 2022 se explica por el descenso en la aportación de la demanda nacional, que se sitúa en 2,1 puntos (1,2 puntos menos), mientras que la aportación de la demanda exterior alcanza los 2 puntos (ocho décimas más).
La menor aportación de la demanda nacional se explica, a su vez, por el consumo de los hogares, que pasa de crecer un 4,5 % en las proyecciones de abril al 1,4 % en las de junio, mientras que se acelera el repunte de inversiones, al 6,5 %, y se suaviza la contracción del consumo público, al 0,2 %.
La economía crecerá un 0,4% en el segundo trimestre
El Banco de España estima que el PIB se elevará un 0,4 % en el segundo trimestre, aunque insiste en que se trata de una cifra sometida a "un elevado grado de incertidumbre" por factores como la guerra en Ucrania y la política de "covid cero" en China, que ha dificultado la resolución de los cuellos de botella.
Por el contrario, impactan de forma positiva en esa cifra la eliminación de las restricciones asociadas a la crisis sanitaria y las medidas fiscales y regulatorias adoptadas para hacer frente a la subida de la inflación, además de un mayor dinamismo del consumo en el segundo trimestre.
Por lo que respecta a la estabilidad presupuestaria, el Banco prevé que el déficit público termine el año en el 4,6 % del PIB, cuatro décimas menos por la buena marcha de la recaudación, para después corregirse al 4,5 % en 2023 (siete décimas menos) y el 4,2 % en 2024 (cinco décimas menos).
La deuda terminará 2022 en el 114,9 % del PIB (2,3 puntos más); 2023, en el 113,2 % (4 décimas más), y 2024, en el 112,5 % (1 punto menos).