El FC Barcelona perdió este miércoles ante el Bayern de Múnich (0-3) en la quinta jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones, y su penúltima noche de 'Champions' al quedar eliminados y relegados a la Liga Europa tras su tropiezo y la victoria del Inter de Milán.
El futuro azulgrana en Europa dependía del Inter de Milán y los 'neroazzurris' cumplieron para afianzar su billete a los octavos de final. Tres puntos que dejaban eliminados en la fase de grupos a los de Xavi, antes de saltar al Spotify Camp Nou, y con el deber de cumplir con su afición y recuperar al menos el orgullo ante su villano los últimos años.
El milagro no se hizo realidad en San Siro, pero tampoco en Barcelona. Una realidad dolorosa en su destierro a la 'Europa League', que afrontarán por segundo año consecutivo tras su última noche en 'Champions' -sin nada en juego- ante el colista Viktoria Plzen.
Los bávaros han estado presentes en las recientes debacles europeas de los 'culés' y esta vez la historia volvía a guardarle un papel trascendental en el último capítulo de tropiezos. Primero el demoledor 8-2 en la 'Final a 8' en 2020, luego el doble 3-0 que les endosaron la temporada pasada y otras dos derrotas este curso para hacerles tocar fondo.
La heroicidad también pasaba por ganar al Bayern, un drama que se evidenció en el césped al ponerse por detrás del marcador a los diez minutos con el gol de Sadio Mané. No lo pudo evitar Héctor Bellerín, que volvió al once tras superar sus molestias en el sóleo, incapaz de hacer frente a la larga zancada del senegalés, quien aprovechó un pase filtrado de Gnabry para superarle y batir a Ter Stegen.
El Barça se jugaba su autoestima y la imagen -hasta la fecha imperceptible- de competir de tú a tú al líder del grupo, que obstaculizó el juego de los locales, en un duelo inicial sin ritmo debido a las constantes faltas de los germanos. Pero el objetivo se esfumó en apenas media hora con otro mazazo letal de Choupo-Moting.
El Bayern demostró que la herida barcelonista no estaba cicatrizada y volvió a desatar el caos en un Camp Nou diluido bajo la nieve bávara y bajo un equipo imponente en el área. La gran tarea pendiente de Xavi en los partidos cruciales y que no convirtió en excepción este miércoles.
Ni el VAR pudo remediar la tragedia a favor de los intereses azulgranas, por lo que anuló un posible penalti a Lewandowski antes del descanso. La impotencia de la afición se convirtió en un pitido al cuerpo arbitral por esfumar la única oportunidad clara del Barça, en toda la primera parte, para reducir distancias en el marcador.
La falta de identidad en Europa volvió a pasar factura a los de Xavi. Voluntariosos, pero poco efectivos, volviendo a remar contra corriente, y sin rumbo alguno a falta de 45 minutos frente a la hegemonía alemana en el grupo de la 'muerte'.
Sin solución ante el caos
Robert Lewandowski tampoco pudo poner de su parte para maquillar el caos. El polaco volvió a quedar neutralizado ante sus excompañeros, del mismo modo que Pedri, desaparecido en combate en un Barça entregado otro día más a Ousmane Dembélé, el más activo e incapaz de convertir sus 'chispazos' en goles.
La hecatombe volvió a alertar la desgracia futbolística del cuadro catalán, que parecía sufrir el tercer revés con un zarpazo de Gnabry anulado por fuera de juego. Sin margen de error, y sin nada en juego, Xavi sustituyó a Sergio Busquets y Pedri por Ferran Torres y Raphinha. Un cambio sin mayor incidencia en el inofensivo juego de los locales.
El único capaz de ganarse la aclamada ovación del público, pese al resultado, fue Ansu Fati, revulsivo de lujo y relegado una noche más al banquillo. Los más de 80.000 espectadores acabaron alentando al colectivo, que seguía intentando sin éxito el gol del honor, con Pablo Torre y sin Lewandowski en el campo a falta de diez minutos del final.
El mazazo final llegaría en la última jugada del encuentro. Pavard puso el tercero y definitivo al culminar la pizarra de Nagelsmann, que pilló de imprevisto a la defensa tras un rechace que sirvió para cerrar por todo lo alto su superioridad.
Otra noche para pasar página y pensar en LaLiga Santander, la competición de la regularidad que parece adaptarse mejor a las características del FC Barcelona, sin ánimo en Europa y con la obligación de recuperar la ilusión con el segundo plato: la 'Europa League' que ya atizó la inconsistencia de los de Xavi el curso pasado.
Amargo adiós del Atlético
El Atlético de Madrid, por su parte, empató (2-2) este miércoles ante el Bayer Leverkusen y se quedó sin opciones de llegar a octavos de final de la Champions, un amargo adiós que pudo evitar Yannick Carrasco con un penalti en el minuto 98.
El equipo de Diego Pablo Simeone dependía de sí mismo, pero la goleada (0-4) del Oporto al Brujas dejó claros los deberes en el Cívitas Metropolitano. El Atlético fue valiente, jugó al ataque y tuvo sus ocasiones, pero regaló en los dos goles y no tuvo gasolina para el arreón final con el que evitar la eliminación.
No hubo la épica de otras veces, fue algo más allá. La fe rojiblanca resucitó incluso con el pitido final, ya que en la última jugada, el árbitro pidió a los jugadores que no se retiraran por un posible penalti. Clément Turpin señaló la infracción de Hincapié y Carrasco se pidió el lanzamiento que detuvo el meta rival, después Saúl mandó el rechace al larguero y Reinildo también falló.
Un disgusto de 'Champions', tan cerca, pero tan lejos. El Metropolitano había recibido a los suyos con ambiente de noche grande y los jugadores apretaron. Sin embargo, el ganar o ganar subió las pulsaciones rojiblancas y precipitó el juego local, además de provocar un par de errores que castigó el Bayer con dos goles.
A los nueve minutos, Griezmann intentó sacar el balón con un caño, y el robó alemán se tradujo en el 0-1 de Moussa Diaby. El Atlético, con un once ofensivo, no se descompuso y reaccionó con el 1-1 cerca del minuto 20. La combinación entre el galo y Correa la finiquitó Carrasco con un gran disparo pegado al poste (1-1).
El Atlético resucitó en un momento de posesión, pero el Bayer volvió a rascar de su presión arriba, con el robo esta vez a Correa en la frontal para el gol de Hundson-Odoi. La noche se vistió de Halloween y aún pudo ser peor para los del 'Cholo' con las contras peligrosas de un Bayer con las ideas mucho más claras.
EL ADIÓS MÁS DURO
Oblak tuvo que salvar un mano a mano y Simeone vio la necesidad de cortar esas acciones del equipo de Xabi Alonso, sin dejar de buscar el gol. Rodrigo De Paul y Saúl Ñíguez fue el doble cambio rojiblanco, que dio presencia en el centro del campo a los locales.
Los cambios que siempre dan que hablar con Simeone, dieron la razón al técnico argentino con el tanto de De Paul en el minuto 50. El Atlético volvió a atacar con mucha gente, con gran salida de Molina, en busca de aprovechar su momento espoleado por su público. Griezmann tuvo la más clara pero disparó centrado.
La tormenta rojiblanca dio paso a minutos de recuperar el aliento. Se calmó el ritmo y el Bayer la tuvo a la contra por medio de Diaby, algo escorado en su disparo contra el pecho de Oblak. La cuenta atrás, con la Champions en juego, se puso cuesta arriba para los del 'Cholo' porque el meta esloveno pasó a ser el mejor.
Una mano dura abajo evitó el tanto alemán mientras Griezmann acaparaba las acciones locales. La última bala fue la de Joao Félix, con poco más de cinco minutos, pero el portugués apenas tocó un par de balones, lejos de la meta rival. El Atlético se quedó sin su sueño 'Champions', de manera temprana y dura, en ese penalti que apareció como salvador y se convirtió en dolor eterno. Atlético y Bayer tratarán en la última jornada de ser terceros (Liga Europa).