El Baskonia se dio un festival de puntos para sumar una victoria cómoda, pero no por ello menos importante, ante un Baxi Manresa muy debilitado por sus numerosas bajas en el puesto de base. Los de Pedro Martínez aguantaron el tipo durante la primera parte a base de trabajo en equipo y acierto exterior, pero tras el descanso acusaron el cansancio y la falta de un director de orquesta y terminaron ondeando la bandera blanca.
A pesar de ello, lo cierto es que el partido no comenzó bien para el Baskonia. Los de Spahija, que mantuvo el mismo quinteto utilizado en los últimos encuentros a pesar de la entrada de Wetzell en la convocatoria y el regreso de Costello tras lesión, comenzaron demasiado relajados, quizá viéndose ganadores antes de empezar por las importantes bajas del Manresa en el puesto de base. El cuadro catalán, sin embargo, dejó claro desde el principio que no había viajado a Vitoria para hacer turismo y se adelantó con dos mates rápidos de Bako y Vaulet, obligando a Spahija a pedir un tiempo muerto sin haber llegado a los dos minutos de juego. Tras ello, llegó la reacción azulgrana y en concreto de Baldwin, que se echó el equipo a la espalda con 12 puntos en el primer cuarto para darle la vuelta al marcador y llegar al segundo con una ventaja de 24-21. En este parcial también llegó el debut del recién llegado Yanni Wetzell, que se situó en el puesto de cinco, desplazando a Costello al cuatro y a Sedekerskis irremediablemente al banquillo.
En el segundo cuarto el duelo siguió por los mismos derroteros, con el Baskonia atacando por rachas y el Baxi Manresa encomendándose al acierto exterior de Maye y a las individualidades de Thomasson, que quiso emular el arranque de Baldwin y anotó 14 puntos en este parcial, que sirvieron no solo para equilibrar el ritmo anotador local, sino para darle la vuelta al marcador y marcharse al descanso con una mínima renta de un punto, que podrían haber sido dos favorables al Baskonia de haber entrado en tiempo el triple que anotó Peters desde su campo unas décimas después de que sonara la bocina. Wetzell anotó su primera canasta como baskonista y Marinkovic y Granger se encargaron de sumar desde el banquillo los puntos que Fontecchio, muy desacertado hasta entonces en el lanzamiento, aporta en otras ocasiones.
APISONADORA TRAS EL DESCANSO
En el regreso de vestuarios, Spahija introdujo ajustes en el quinteto introduciendo a Costello como pívot en lugar de Enoch con el objetivo de fortalecer la defensa interior y forzar a Bako a salir de la zona con la amenaza exterior del norteamericano. El cambio benefició al Baskonia, pero lo que realmente permitió a los gasteiztarras marcharse en el marcador fue el bajón físico del Manresa, que comenzó a pagar las consecuencias de su reducida rotación. El cuadro azulgrana subió una marcha más en defensa y eso permitió también encontrar muchos puntos en transición, mientras los de Pedro Martínez, sin alguien capaz de llevar la batuta y aportar algo de criterio en ataque, se atascaron y perdieron el cuarto por un sangrante parcial de 30-15, que dejaba el partido encarrilado para los alaveses.
De hecho, los azulgranas lograron estirar su ventaja hasta los 20 puntos gracias a un triple de Fontecchio, más acertado en la segunda parte, al poco de empezar el cuarto decisivo. El Baskonia, con mucha más fluidez en su juego con Baldwin y Granger compartiendo minutos en su cuerda exterior y Peters y Fontecchio castigando desde el perímetro, no dio al Manresa ninguna opción de reengancharse al partido y se llevó la victoria sin más sobresaltos que la expulsión de Enoch por una técnica por sus exageradas protestas tras cometer la cuarta falta personal. Baldwin siguió sumando números a su fantástico encuentro y Wetzell, tras la marcha de Enoch, tuvo la oportunidad de ir acumulando minutos e incluso levantar a la afición de sus asientos con un gran mate.
Al final hubo minutos incluso para Raieste y Kurucs –sorprendentemente, no para Sedekerskis–, aunque lo realmente importante, más allá del abultado marcador de 107-85, fue conseguir una victoria que acerca a los de Spahija a su objetivo de conseguir una plaza para el play off de la ACB, distanciando al UCAM en dos triunfos.