Ahora que la economía de la zona del euro ha recuperado su tamaño anterior a la pandemia, aumenta la presión sobre el BCE para que siga a otros bancos centrales en el cierre de los grifos monetarios, siguiendo así la senda de la Reserva Federal de EE.UU. Sin embargo, a los dirigentes del organismo les preocupa que dar un paso atrás demasiado rápido pueda dar al traste con los esfuerzos realizados durante años para reactivar la economía, a pesar de la inusual rapidez del incremento de precios de los últimos meses. De momento, comprará menos deuda de emergencia por la pandemia en el primer trimestre de 2022 que en el cuarto trimestre de 2021. Luego, dejará de comprar deuda con este programa de estímulos monetarios a finales del próximo marzo. Entonces habrá adquirido deuda pública y privada por un total de 1.850 billones de euros, para apoyar a la economía durante la crisis por la pandemia.
Por otro lado, revisa a la baja su pronóstico de crecimiento para la eurozona en 2022, aunque mejora notablemente la previsión de 2023. Sobre la inflación que estamos viviendo, la mayor en las tres últimas décadas, la institución sigue confiando en que la subida de precios se relajará a lo largo de 2022 y se situará por debajo del 2% al final del horizonte de las proyecciones macroeconómicas.
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El BCE inicia la retirada "progresiva" de estímulos pero mantiene los tipos ante el aumento desbocado de los precios
La estrategia pasa por reajustar los programas principales de deuda y reducir las compras para equilibrar la ralentización de la economía