Como le ocurre a las personas, las obras de arte envejecen, algunas peor que otras. En muchos casos, necesitan pasar por el taller de Conservación y Restauración para recuperar su aspecto inicial.Desde 2013, el Museo de Bellas Artes de Bilbao cuenta con el programa Iberdrola-Museo, con el que cada año se aborda la restauración de varias obras de sus fondos, desde los análisis y estudios técnicos preliminares hasta la intervención final para aplicar tratamientos a las obras.
Este año, entre las obras restauradas se encuentran la instalación Cuadrado sólido n.º 2 (1981) , del artista Txomin Badiola, así como a las pinturas Desnudo bajo la parra (c. 1909-1910) de Hermen Anglada Camarasa (Barcelona, 1871-Puerto de Pollença, Mallorca, 1959); Acción vital. Homenaje a nuestros antepasados (1970) de José Antonio Sistiaga (Donostia, 1932); y una importante intervención sobre cinco dibujos con diferentes técnicas sobre papel realizados por Julio González (Barcelona, 1876-Arcueil, Francia, 1942).
Donaciones de Badiola
Junto a la reedición de Cuadrado sólido n.º 2, que entró en la colección del museo hace 40 años, se presenta también ahora un conjunto relevante de cuatro esculturas y ocho dibujos que de las 22 obras que Badiola ha donado recientemente. De las cuatro piezas escultóricas, dos han sido restauradas con motivo de su ingreso (Sin título, 1979 y Serie negra n.º 5, 1981) y las otras dos (Arquitecturas y Serie negra nº. 8, ambas de 1981) han sido reeditadas por Badiola. El amplio conjunto de obras sobre papel ha sido sometido a un nuevo montaje y enmarcado, y en dos casos (La fuente y Sin título, de 1980-1981) se ha acometido un trabajo específico de restauración.
Las obras restauradas han sido presentadas esta mañana por Fernando García Sánchez, presidente de la Fundación Iberdrola España; el consejero de Cultura y Política Lingüística del Gobierno vasco y presidente de la Fundación del Bellas Artes, Bingen Zupiria; el director del museo, Miguel Zugaza; María José Ruiz Ozaita, jefa del departamento y el propio artista, que está considerado una de las figuras clave de la renovación de la escultura vasca desde la década de 1980.
Todas las obras donadas por Txomin Badiola las tenía almacenadas en un local que sufrió una inundación a la que sobrevivieron. Pertenecen a la primera época del artista, algunas de ellas como Cuadrado sólido n. 2, las realizó mientras estaba en la Facultad de Bellas Artes. Está formada por 10 tableros de madera de chopo, 8 de los cuales estaban pintados con pintura al aceite, que ha sido sustituida por pintura al agua, más respetuosa con el medio ambiente.
Los elementos de madera han sido reeditados en la propia carpintería del Bellas Artes ya que presentaban oxidación. “Esta fue la primera obra que me compraron y fue precisamente el Bellas Artes de Bilbao. En aquella época entender que eran esculturas no era fácil. De hecho, en la primera exposición que hicimos en una sala que tenía la Caja Laboral en El Arenal, la gente decía que no había nada, que habían visto como unos calefactores raros (ja, ja, ja).Realmente, en aquellos años, a finales de los 70 y principios de los 80, la idea de la escultura estaba tan consolidada en el País vasco con la tradición de Chillida y Oteiza que este tipo de piezas no se concebían ni como esculturas”.
“ ”
¿Unos valientes?
¿Fueron unos valientes los artistas que se abrieron camino en aquella época? Badiola está convencido de que “hicimos lo que teníamos que hacer cualquier artista joven, romper con la tradición. Además, fuimos conscientes desde que estábamos en segundo o tercero de la facultad que teníamos que ser ya profesionales. De ahí surgió una generación de artistas como Darío Urzay, Jesús Mari Lazkano, Luisa Fernández, Moraza...que hemos seguido trabajando durante estos cuarenta años. Entre todos generamos un arte que era “reacción” a la tradición de la escultura vasca de la época- Era una tradición muy ligada al manejo de ciertos materiales y a un cierto carácter mítico y nuestra generación lo que hace es reaccionar a esta situación y lo hace instalándose en un debate más serio, se podría decir; era un momento en que lo importante era que el arte hablara sobre sí mismo”.
“Y en ese ambiente podíamos convivir perfectamente artistas como Dario Urzay y yo, porque aunque trabajásemos sobre planteamientos diferentes, el fondo era el mismo”, ha concluido.
Colaboración público privada
“Una de las características de nuestro sistema cultural es la colaboración público-privada que hace que nuestra fuerza cultural sea más rica, y en este sentido, la colaboración de Iberdrola es algo que agradecemos entre las instituciones públicas y desde la fundación del museo”, ha explicado Bingen Zupiria.
Fernando García Sánchez, presidente de la Fundación Iberdrola España, ha reafirmado su compromiso con el Bellas Artes, del que forma parte este programa de restauración, con el que a lo largo de estos años se ha conseguido mantener en buen estado muchas de las obras del fondo de la pinacoteca.
Las obras restauradas se exponen al público en las salas clásicas del Bellas Artes y las donaciones realizadas por Badiola se han reunido en la sala 7 del edificio antiguo.