Polideportivo

El Bilbao Basket cierra la fase de grupos de la BCL con una derrota intrascendente (71-81)

El conjunto vizcaino, poco intenso y muy inconexo, cae ante el Nymburk, mucho más sólido pese a estar ya eliminado
Agustín Ubal penetra a canasta ante un rival.

Los partidos intrascendentes, los que no ponen en juego absolutamente nada desde el punto de pista competitivo, invitan a la relajación, a bajar el listón del esfuerzo, a invertir en ellos la intensidad justa para mantenerse sobre el alambre, pensando que un arreón puntual puede servir para solucionar la papeleta. Ese fue el guion del choque entre el Surne Bilbao Basket y el Nymburk si se analiza desde el punto de vista de los hombres de negro. Con la clasificación para la siguiente ronda de la Basketball Champions League ya en el bolsillo y el rival sin opciones de avanzar, el conjunto vizcaino actuó sin filo, con la caldera a medio gas ante un rival que aprovechó el viaje para probarse y exigirse ante un rival superior. Y, evidentemente, la victoria sonrió a los visitantes (71-81).

Con jugadores con ganas de dejarse ver, sobre todo un Gerel Simmons autor de 27 puntos con siete triples, algunos de auténtico jugón, o Marek Klassen, tan dañino de cara a la canasta rival como repartiendo juego (16 puntos y 9 asistencias), los checos mandaron desde el segundo cuarto y actuaron con mucha mayor contundencia, velocidad y entrega que los hombres de negro. Los de Ponsarnau hicieron la goma durante los últimos treinta minutos. Lo mismo parecían desconectarse con desventajas de dobles dígitos que se acercaban con un par de minutos de subida de voltaje.

Pero esos arreones, el último a cuatro minutos del final cuando se pasó del 60-74 al 69-74 tras una antideportiva sobre Michale Kyser, el jugador más entonado en las filas bilbainas, no fueron suficientes. Al menos el técnico catalán pudo rotar a todos sus jugadores, con piezas con mucho trote en las piernas como Ludde Hakanson, Emir Sulejmanovic o un muy desdibujado Jeff Withey jugando pocos minutos y con los jóvenes Ignacio Rosa y sobre todo Agustín Ubal empleándose con mayor solidez que sus compañeros. Francis Alonso tuvo escenario y balones para ganar confianza, pero su 0 de 6 en triples ahondó en su bache de acierto, aunque acabó con 9 puntos.

Poca solidez

Con Ponsarnau activando de inicio a su tradicional segunda unidad, salvo Xavi Rabaseda, quedó claro desde el salto inicial que la contienda carecía de trascendencia. El conjunto anfitrión no salió activado y los checos, con Klassen tirando de muñeca, pudieron sentirse cómodos. Mejoraron algo las cosas cuando entraron en acción Álex Reyes, Ubal y Rosa y parecía que los hombres de negro empezaban a imponer su superioridad (17-13), pero nada más lejos de la realidad.

Con Klassen anotando y distribuyendo con tino, los locales perdiendo demasiadas bolas, facilitando al rival que pudiera jugar a la carrera y mostrándose inferiores en el rebote, el marcador cambió a un peligroso 22-30 a siete minutos del descanso. Ponsarnau, incómodo, paró el partido pero su llamamiento a la dureza no causó efecto. Con Ivanauskas, Simmons o Watson uniéndose al base canadiense, la renta de los visitantes llegó hasta los once puntos (24-35). La retaguardia bilbaina intentó dar un paso al frente, pero fue algo efímero, pues el Nymburk aprovechó el acierto de Simmons desde la distancia de 6,75 para alcanzar el ecuador de la contienda con un cómodo 40-50.

Simmons, desatado

Había mucho que mejorar en las filas bilbainas si la intención era opositar a la victoria. Sin embargo, en la reanudación al Surne Bilbao Basket le siguió faltando chispa. Mientras se quejaba amargamente de un buen puñado de decisiones arbitrales, algunas de ellas con razón, el Nymburk seguía a lo suyo y con Simmons jugando demasiado suelto estiró su renta hasta los 12 puntos (43-55). Fueron dos triples de Reyes los que volvieron a despertar a los hombres de negro en el tramo final del tercer cuarto (53-59), acompañados de cierto despertar en lo referente al esfuerzo defensivo, pero entonces lo que faltó fue filo ofensivo. Klassen regresó a escena y dos asistencias suyas permitieron a los de Sokolovsky llegar a los diez minutos finales con un colchón de nueve puntos (55-64).

El conjunto vizcaino, impulsado por la grada, intentó creer que la remontada era posible, pero el Nymburk jugaba ya con mucha confianza. El 60-74 parecía anunciar un final sin historia, el 69-74 invitó a creer en la voltereta, pero Simmons, con un triplazo, dejó las cosas en su sitio en una contienda sin más historia que ser el preámbulo de la llegada del Real Madrid a Miribilla el próximo martes.

22/12/2022