LA segunda aventura del Surne Bilbao Basket en la Basketball Champions League puede darse por concluida, salvo que se produzca una improbable concatenación de resultados, que pasan porque el Murcia pierda hoy contra el Tenerife y la semana que viene, en la última jornada del Top 16, los canarios se impongan al Darussafaka y los bilbainos, que solo suman una victoria, derroten a los murcianos por 23 puntos de diferencia para deshacer a su favor un triple empate por la segunda plaza del grupo.
Esta es la única combinación posible después de que el Bilbao Basket no haya podido superar el listón de la exigencia, que ha subido con el paso de los partidos. En la primera fase, los hombres de negro estaban en su mejor momento del curso y lograron el primer puesto con cierta comodidad. Ahora, la doble exigencia semanal les ha cogido con el paso cambiado, en un bajo estado físico y moral y la entidad de los rivales le ha llevado a sumar cuatro derrotas seguidas en Europa que ahondan la herida abierta en la Liga Endesa. El equipo de Jaume Ponsarnau no jugó mal en Tenerife, pero no le sirvió para ganar. Jugó muy bien la semana pasada en Miribilla ante los de Txus Vidorreta y no supo resolver y ayer le ocurrió algo parecido. Dominó la primera parte gracias a una excelente labor en ataque, perdió el paso en el tercer cuarto, pero estaba empatado a tres minutos del bocinazo. De nuevo, la falta de frescura física y mental influyó en una horrible toma de decisiones en ese tramo final que el Darussafaka aprovechó para llevarse una victoria que necesitaba para mantener sus opciones en la competición.
Los turcos remontaron la semana pasada 19 puntos al Murcia y ayer martes también lograron rehacerse a un marcador adverso y eso tiene mérito. No obstante, el Bilbao Basket pecó durante todo el partido de una blandura excesiva, como si no supiera que el arbitraje FIBA castiga de igual manera los contactos leves que los flagrantes y deja pasar mucho uso ilegal de las manos. Cuando los bilbainos estaban atinados y con ritmo, no emplearon las faltas con contundencia para evitar que el Darussafaka sumara y cuando los locales elevaron aún más su agresividad, no respondieron de la misma manera ante el desigual criterio arbitral, no jugaron con dureza sin balón y con balón y permitieron que se creara un ambiente propicio para que el equipo turco tomara ventaja. Olaseni fue un problema todo el partido en el poste bajo y más aún cuando se asoció con sus compañeros para el pick and roll y la batalla del rebote fue exageradamente favorable al equipo del Bósforo, lo que permitió al Darussafaka anotar 22 puntos en segunda oportunidad.
Con jugadores ganando protagonismo y otros perdiéndolo en este punto de la temporada, los roles a la hora de definir los partidos no están claros y así resulta complicado acertar. Era una buena noticia que al descanso Tsalmpouris y Rabaseda llevaran 10 puntos y Rosa, 8, porque no son habituales en esas tareas y permitían esperar que tras el descanso aparecieran los principales. Eso no ocurrió y los porcentajes de tiro fueron cayendo a la vez que en el equipo turco aparecieron más jugadores para acompañar a su pívot nigeriano, que había llegado con 17 puntos al descanso. En el último cuarto, el Bilbao Basket solo metió tres canastas en doce intentos de campo y cuando el partido estaba en el alambre incurrió en errores graves, repartidos en jugadores diferentes, que el Darussafaka no perdonó.
CARENCIAS ESTRUCTURALES
La conclusión es que los hombres de negro tienen que hacer muchas cosas bien para ganar los partidos y no lo consiguen. La ausencia de Jeff Withey, añadida a la de Denzel Andersson, ha generado un problema estructural que solo se puede solucionar con un gran esfuerzo colectivo. Pero las piernas de varios jugadores no están ahora mismo para sostener esa exigencia durante muchos minutos y esa vulnerabilidad acaba apareciendo tarde o temprano. Ayer martes era el duelo más importante de la temporada hasta ahora y el Bilbao Basket lo disputó con muy buena intención, aunque al final tuvo más corazón que cabeza. Ahora toca volver la vista a la competición liguera en busca de un final de temporada que no transforme la tranquilidad vivida hasta ahora en una peligrosa indiferencia.
Las reacciones
“Nos ha faltado fuerza y energía”
Jaume Ponsarnau. “El partido más importante de la temporada lo hemos perdido porque claramente hemos perdido la batalla de rebote. Nos han dominado la ‘pintura’, con sus segundas oportunidades y sobre todo con Olaseni, que nos ha hecho mucho daño en la ‘pintura’. Pese a ello, creo que en el segundo cuarto hemos jugado muy bien al baloncesto y hemos tenido opciones de ganar, pero las pérdidas en los dos últimos minutos han acabado decidiendo el partido. Nos lamentamos por la derrota porque nos ha faltado fuerza y energía para jugar ante un rival que juega duro y al que le han dejado jugar duro”.