El Bilbao Basket recuperó ayer una de esas tradiciones que también tuvo que interrumpirse por la pandemia. La plantilla, el cuerpo técnico y miembros del consejo de administración y la fundación acudieron a la llamada de los hermanos Thate para encontrarse con los aficionados en pleno ambiente festivo de Aste Nagusia. En el club estiman que este tipo de iniciativas contribuyen a fortalecer los vínculos en el equipo y a empezar a meter a los jugadores en el ambiente de la ciudad que van a defender a partir de finales de septiembre.
Por eso, los nuevos Nikola Radicevic, Michale Kyser, Francis Alonso, Xavi Rabaseda y Ignacio Rosa fueron los más reclamados por los seguidores más cercanos del Bilbao Basket, que recabaron una buena ración de fotos y firmas. A la vez ellos, un punto sorprendidos por una iniciativa poco habitual en otros lares y tan agradecidos como el entrenador Jaume Ponsarnau, recibieron su primera dosis de bilbainismo, aunque al técnico catalán las fiestas vascas no le son ajenas por razones familiares y por su estancia en el Gipuzkoa Basket. También recibieron todos un lote de productos de bienvenida de los Thate, en cuyo establecimiento del Ensanche el Bilbao Basket disfrutó de una comida de confraternización en mitad de una jornada bastante calurosa.
Hakanson, de vuelta
Entre los presentes, en el que la mayoría también recibió su bautizo festivo, llamó la atención la figura de Ludde Hakanson. Al base sueco, una de las piezas claves del equipo, no se les esperaba aún en Bilbao, pero unas molestias físicas, no demasiados importantes, le llevaron a abandonar la concentración de su selección para las ventanas FIBA de esta semana y adelantar su regreso para ser tratado por el cuerpo médico del Bilbao Basket. De esta forma, solo faltan por incorporarse Denzel Andersson y Emir Sulejmanovic a un equipo que este próximo sábado tendrá su primer compromiso de pretemporada en Laredo ante el Oporto.