Tres años después, el llamado bloque de la investidura sigue siendo el mejor asidero de Pedro Sánchez, cuyo Gobierno ha visto cómo sus socios parlamentarios le han dado otro balón de oxígeno al propiciar la tramitación de los Presupuestos, que se adentran desde ya en la fase de negociar las enmiendas parciales una vez tumbadas las enmiendas a la totalidad de la oposición (PP, Vox, Cs, Junts, Cup, Foro Asturias y los exdiputados de UPN). Con todo, pese al respaldo de ERC, PNV, EH Bildu y las fuerzas minoritarias, la discusión solo acaba de empezar porque el Ejecutivo aún debe ganarse el sí rotundo a las Cuentas antes de aprobarlas definitivamente en diciembre. A todos ellos la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, les ha vuelto a mostrar la disposición del gabinete de coalición para profundizar en las cuestiones que consideran fundamentales de cara a alcanzar “puntos de encuentro” y sabiendo que habrá que “sudar la camiseta”.
De hecho, Esquerra, esta vez en palabras de su diputado, Joan Margall, le ha recordado que estos no son sus Presupuestos porque “perpetúan un modelo de Estado” que “más que servir a la ciudadanía, se sirve de ella para mantener los privilegios de los de siempre”. Ha reprochado así el marcado “acento militarista” por el incremento del 25% del gasto militar así como la asignación a la Corona. Y pese a tener razones “fundamentales” para votar a favor de alguno de los vetos, la formación republicana ha dicho “apostar por la responsabilidad” y “ser útiles a la gente”, algo que pasa por negociar y trabajar para mejorar las Cuentas y las condiciones de vida de la clase trabajadora. “No negociar estos Presupuestos lo único que conseguiría es que se prorrogaran los anteriores o que se intentaran sacar con una mayoría alternativa más hostil a los intereses de Catalunya”, entienden desde Esquerra, para quien “no negociar significa perder”. La ley de vivienda se ha convertido en uno de sus objetivos. La intervención de ERC ha concluido además con una advertencia: “De aprobarse, estos serán los últimos Presupuestos de la legislatura. De ustedes depende que sean o no los últimos de la izquierda en La Moncloa, quién sabe si por muchos años”. En parecida sintonía se ha expresado el diputado de EH Bildu Oskar Matute, quien ha pedido al Gobierno un diálogo “sincero y firme”, así como la puesta en marcha de medidas sociales “que mejoren la vida de la gente”. El dirigente soberanista ha emplazado a forjar un modelo que “rompa amarras con el capitalismo neoliberal”, ese que “amenaza con llevarse nuestros derechos, libertades y la dignidad de nuestras vidas”, y ha desgranado que van a pelear por pensiones más dignas, impuestos para grandes empresas o medidas para que cada persona tenga derecho a una vivienda digna.
Como en la primera sesión, la ministra Montero ha enfatizado las políticas de su Gobierno “para proteger a la clase media y trabajadora”, lamentando que lo han tenido que hacer “con una oposición que nunca ha arrimado el hombro, una oposición caducada con unas recetas fallidas que nadie aplica ya”. La dirigente socialista ha remarcado que seguirán trabajando “contra viento y marea” con el objetivo de que “todos y no solo unos pocos tengamos más y mejores oportunidades”, y defendiendo “el progreso y el bienestar de la ciudadanía, la competitividad de las empresas, el futuro de los jóvenes y las pensiones de los mayores”. Por su parte, desde Unidas Podemos han avalado unos Presupuestos que tienen la vocación de proteger a “todas las familias en su diversidad y especialmente a aquellas que necesitan más protección”, ha sostenido la diputada Sofía Fernández Castañón, que ve en estas Cuentas “un contrato social nuevo en el que todos los derechos estén garantizados en el contexto que vivimos”. Las enmiendas a la totalidad han sido rechazadas con 186 votos en contra, frente a los 159 a favor y las 3 abstenciones. Al finalizar la votación, el grupo socialista y también el morado se han levantado para aplaudir a Montero, hacedora de las Cuentas, que este año cuentan con un techo de gasto récord de 198.221 millones de euros y medidas nucleares como un cheque de 100 euros a las madres, la prórroga de la gratuidad de media distancia de Renfe o Cercanías o la subida de las pensiones al nivel del IPC.
El calendario
El Gobierno de Sánchez tiene ahora por delante cuatro semanas para amarrar los votos de sus socios. Las nuevas Cuentas públicas pasarán a debatirse ante la Comisión de Presupuestos de la Cámara baja, primero en fase de ponencia (a puerta cerrada) y después en Comisión, durante las próximas dos semanas. Antes, mañana viernes los grupos deberán registrar sus propuestas para modificar el Presupuesto a través de enmiendas parciales, que irán debatiéndose y votando en las próximas fechas. Si supera sus sucesivas votaciones, el proyecto pasaría a ser examinado por el Pleno del Congreso durante la semana del 21 de noviembre. Será entonces cuando el Gobierno deba tener amarrados todos sus apoyos con sus compañeros de viaje, con el fin de superar las votaciones decisivas de cada uno de sus proyectos. De momento, si alguien ha venido demostrado fidelidad es el bloque de la investidura.