Se esperaba con suma expectación el derbi vasco de la segunda vuelta en Segunda división. El resultado tenía un alto interés en vista de lo que Deportivo Alavés y Eibar tienen entre manos y pretenden -regresar a Primera sin más esperas que este año- y del estreno de los fichajes habidos a lo largo del finalizado mercado invernal. Y no decepcionó para el alavesismo.
Triunfo que da tres puntos de oro y deja al 'glorioso' de la escuadra armera a un solo punto, con el gol average ganado tras el empate sin goles de la primera vuelta en Ipurua. Dos goles que desatascaron el duelo, que llegaron bien avanzado el choque y que llevaron la firma del nuevo ídolo de la afición albiazul, Asier Villalibre, quien, tras su infructuoso paso por Soria, Valladolid y Lorca, aguarda a que a la cuarta cesión sea la vencida para hacerse con galones y minutos en el Athletic.
El búfalo de Gernika desatascó un duelo que los azulgranas no lo llevaban mal hasta la expulsión de Sergio Álvarez, que pagó caro cometer el error de perder un balón comprometido ante Mamadou Sylla. El recién cedido llegado a Gasteiz desde Bilbao cogió su fusil. Lo volvió a coger después de una primera mitad de curso invisible para Ernesto Valverde. Llegar y besar el santo con dos dianas, gracias a un cabezazo y un contraataque. Villalibre pide reinvindicarse a las primeras de cambio a las órdenes de Luis García Plaza.
"Debutar un equipo en el que me han recibido con las manos abiertas, la afición también un calor increíble y encima ayudando al equipo a ganar es algo especial y que emociona. Es mi primera semana y estoy muy agradecido. Este recibimiento es algo que nunca voy a olvidar. Es como si llevase mucho tiempo en el club y es de agradecer", exaltaba el ariete vizcaíno tras su exitoso estreno en el estadio del Paseo de Cervantes.