Las redes sociales y los medios de comunicación se llenaron los primeros días de septiembre de imágenes del barro y la lluvia que suspendieron el festival Burning Man, que se celebraba en un lago seco del desierto Black Rock, en Nevada (EEUU). Unas 70.000 personas quedaron atrapadas durante tres días.
Pero bajo el alud de historias de desesperación en el lodo no pasó desapercibida la información dada por biólogos sobre la resurrección de un primitivo molusco de hace 200 millones de años, el Triops cancriformis. Este camarón dinosaurio es un autentico fósil viviente.
La expresión fósil viviente no es un término científico pero describe de forma sencilla esas plantas y animales de las que además de haber registros fósiles también existen ejemplares vivos. Es el caso del Triops.
Hay que aclarar que las especies actuales no son las mismas que las fosilizadas, pero su evolución ha sido tan lenta y escasa que apenas difieren de sus ancestros remotos.
Esto ocurre con los camarones dinosaurio, que en el Levante español llaman tortuguetas. Además de dos ojos compuestos internos y uno simple en el centro, le caracteriza un caparazón aplanado y ovalado que cubre cabeza y cuerpo. Puede alcanzar los 7 cm de longitud y soporta temperaturas extremas, desde los 190º bajo cero hasta los 80º.
Viven en charcos de lluvia temporales de gran tamaño, como en Black Rock, y que tardan varias semanas en secarse. Su supervivencia radica en su velocidad de reproducción y crecimiento. A los dos días de eclosionar ya han duplicado su longitud, de 0,8 a 1,6 mm. En diez días ya ponen huevos. Si el charco se seca, los huevos entran en un estado de latencia hasta la llegada de nuevas lluvias. Pueden pasar años.
Su principal alimento son las larvas, gusanos y plancton, pero no desaprovechan nada. Y esto hizo que se les considerada un peligro para los arrozales y se usaran plaguicidas. En la actualidad, ha sido declarado especie protegida en Valencia y su consejería de Emergencia Climática y Transición Ecológica puso en marcha un plan de recuperación en 2021.
Otros fósiles vivientes
El triops no es el único fósil vivo, estas son otras especies que cuesta distinguir de antepasado en piedra.
ANGUILA DE LA CUEVA DE PALAU
Esta anguila fue descubierta en 2012 a 35 m. de profundidad en la República de Palau, en el Pacífico. Muy diferente de otras, los biólogos crearon una familia nueva: la Protoanguilla palau. De carácter primitivo, tiene un segundo hueso premaxilar y menos de 90 vértebras, algo solo visto en fósiles. Se estima que su divergencia ocurrió hace 200 millones de años, en el Mesozoico.
CANGREJOS DE HERRADURA
El cangrejo de herradura agrupa cuatro especies: el del Atlántico (Limulus polyphemus), el japonés (Tachypleus tridentatus) y los de las costas India e Indonesia, Tachypleus gigas y Carcinoscorpius rotundicauda. Surgieron hace 450 millones de años, al principio del Paleozoico. Supervivientes de varias extinciones masivas, puede sucumbir por la destrucción de sus hábitats y la pesca.
CELACANTOS
Se creía que los peces celacantos desaparecieron junto con los dinosaurios, hace 65 millones de años. Pero en 1938 un pescador lo redescubrió en aguas de Sudáfrica. Su origen se sitúa hace más de 80 millones de años, en el Cretácico. Se supone que son el eslabón intermedio entre los peces y los anfibios por sus aletas lobuladas que le permiten moverse sobre el suelo y su capacidad de respiración pulmonar.
NAUTILUS
Estos moluscos marinos se han mantenido casi sin cambios durante 500 millones de años, desde el Cámbrico, a comienzo del Paleozoico. Son los únicos cefalópodos vivos con estructura ósea exterior en forma de concha, algo que pulpos, calamares y sepias no tienen. Están más cerca de los primeros cefalópodos que de los modernos, que surgieron 100 millones después, en el Devónico. Existen tres especies, Nautilus belauensis, Nautilus macromphalus y Nautilus pompilius.
PECECILLO DE PLATA
El hogareño pececillo de plata (Lepisma saccharina) es un insecto del grupo de los tisanuros, cuyos fósiles se remontan a más de 400 millones de años, a comienzos del Devónico. Su fototaxia negativa hace que se esconda en lugares oscuros y húmedos, como baños y aseos. No tiene alas y se alimenta de papel, moho y alimentos con almidón. No son peligrosos a pesar del falso mito de que se meten en los oídos. No pica ni transmite ningún tipo de enfermedad.
TUÁTARA
Estos reptiles del genero Sphenodon de la actualidad no han cambiado apenas su anatomía en los últimos 200 millones de años, desde el Triásico, y han sobrevivido a dos extinciones masivas. Endémicos de las islas que rodean Nueva Zelanda, son el último género de los spenodontes que ha llegado hasta la actualidad. Su nombre común, tuátara, tiene origen maorí y significa “espalda espinosa”. Carnívoros e insectívoros, se asemejan a las iguanas pero no están emparentadas.