La relación entre la salud y los efectos del cambio climático parecen más que evidentes conforme se van publicando nuevos estudios científicos en las más reputadas publicaciones especializadas.
Ya muchos líderes políticos y ecologistas están advirtiendo de que los efectos del cambio climático serán más devastadores que los que han producido la terrible pandemia que hemos padecido si no conseguimos reducir a cero para mediados de siglo las emisiones de efecto invernadero.
Científicos de la Universidad de Georgetown (EEUU) han descrito en la revista Nature un vínculo entre cambio climático y transmisión viral que plantea la extensión de futuras pandemias por el calentamiento global, según recoge Europa Press y Efe.
A medida que el clima de la Tierra continúa calentándose, los investigadores predicen que los animales salvajes se verán obligados a trasladar sus hábitats, probablemente a regiones con grandes poblaciones humanas, lo que aumentará drásticamente el riesgo de un salto viral a los humanos que podría conducir a la próxima pandemia.
Estos desplazamientos causados por el cambio climático podrían producir al menos unos 1.500 intercambios de virus entre animales y personas en medio siglo.
Viajes de lasespecies a nuevos hábitat
En su estudio, uno de los más completos realizados hasta la fecha, los científicos realizaron la primera evaluación integral de cómo el cambio climático reestructurará el viroma global de los mamíferos. El trabajo se centra en los cambios de rango geográfico: los viajes que emprenderán las especies a medida que siguen sus hábitat hacia nuevas áreas. Cuando se encuentren con otros mamíferos por primera vez, el estudio proyecta que compartirán miles de virus.
Dicen que estos cambios brindan mayores oportunidades para que virus como el ébola o los coronavirus surjan en nuevas áreas, haciéndolos más difíciles de rastrear, y en nuevos tipos de animales, lo que facilita que los virus salten a través de una especie de "trampolín" hacia los humanos.
"La analogía más cercana es en realidad los riesgos que vemos en el comercio de vida silvestre", asegura en un comunicado el autor principal del estudio, Colin Carlson, profesor asistente de investigación en el Centro para la Ciencia y Seguridad de la Salud Global en el Centro Médico de la Universidad de Georgetown. "Nos preocupamos por los mercados porque reunir animales enfermos en combinaciones antinaturales crea oportunidades para este proceso gradual de emergencia, como la forma en que el SARS saltó de los murciélagos a las civetas, luego de las civetas a las personas. Pero los mercados ya no son especiales; en un clima cambiante, ese tipo de proceso será la realidad en la naturaleza en casi todas partes", señala.
Asia y África
Es preocupante que los hábitats de los animales se muevan de manera desproporcionada en los mismos lugares que los asentamientos humanos, creando nuevos puntos críticos de riesgo indirecto. Es posible que gran parte de este proceso ya esté en marcha en el mundo actual, 1,2 grados más cálido, y es posible que los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero no impidan que se desarrollen estos eventos.
Otro hallazgo importante es el impacto que tendrá el aumento de las temperaturas en los murciélagos, que representan la mayoría de los nuevos virus compartidos. Su capacidad para volar les permitirá viajar largas distancias y compartir la mayoría de los virus. Debido a su papel central en la emergencia viral, los mayores impactos se proyectan en el sureste de Asia, un punto crítico mundial de diversidad de murciélagos.
No está claro exactamente cómo estos nuevos virus podrían afectar a las especies involucradas, pero es probable que muchos de ellos se traduzcan en nuevos riesgos para la conservación y alimenten la aparición de nuevos brotes en humanos.
En conjunto, el estudio sugiere que el cambio climático se convertirá en el mayor factor de riesgo en origen para la aparición de enfermedades, superando problemas de mayor perfil como la deforestación, el comercio de vida silvestre y la agricultura industrial. Los autores dicen que la solución es emparejar la vigilancia de enfermedades de la vida silvestre con estudios en tiempo real del cambio ambiental.
Los expertos estacan que hay dos zonas con un riesgo especialmente alto: África ecuatorial y el sudeste asiático (sobre todo India y el sur de China), donde la implacable destrucción de los hábitat naturales empuja a los animales hacia zonas con altas densidades de población y se convierten en el mejor caldo de cultivo para que las enfermedades salten entre las especies.