Jesús Marauri, capellán de los hospitales de Vitoria, se jubila a los 75 años. Ha estado 16 años al servicio de enfermos y familiares en Txagorritxu y Santiago. Ahora, este sacerdote dice adiós a esta tarea pastoral que se le encomendó en 2005.
"Son muchísimas las personas a las que ha atendido y cuyo acompañamiento y administración de los sacramentos ha hecho más llevadera la enfermedad y la estancia hospitalaria", agradece la Diócesis de Vitoria.
Ataviado con su bata blanca y la cruz de Cristo en la solapa, era muy habitual verle por los pasillos saludando al personal sanitario y atendiendo a familiares y a enfermos.
Testigo de la revolución de los claveles
Marauri nació en Moreda en 1946. Tras completar los estudios sacerdotales en el Seminario de Vitoria y licenciarse en Ciencias Eclesiásticas en la Facultad de Teología, fue ordenado sacerdote el 1 de agosto de 1970 en la Catedral Nueva. Su primer destino fue el Valle de Kuartango, donde permaneció como párroco hasta 1975. De allí se trasladó a Portugal, prestado por la Diócesis de Vitoria al Patriarcado de Lisboa, donde ejerció su ministerio hasta 1979, siendo testigo directo de la revolución de los claveles.
A su vuelta, se hizo cargo de las parroquias de Nuestra Señora de las Nieves y la de San Joaquín en los barrios de Aranbizkarra y Aranzabela hasta 1986, obteniendo la diplomatura en Trabajo Social en 1982.
Capellán de la cárcel de Nanclares
Desde 1986 ocupó una nueva responsabilidad al asumir la capellanía de la cárcel de Nanclares, compaginando esta dedicación con nuevos estudios universitarios, obteniendo así la diplomatura en Criminología en 1989 por la UPV/EHU.
Es en 2005 cuando el entonces obispo, Miguel Asurmendi, le encarga ser el capellán de los dos hospitales de Vitoria, para lo que se traslada a Madrid con la intención de estudiar disciplinas relacionadas con la bioética en la Universidad de Comillas.
Su última etapa ha sido especialmente delicada debido a la pandemia. Su servicio pastoral en estos meses se ha visto afectado por las restricciones en cuanto a la cercanía física, pero su disponibilidad se ha incrementado para atender a todas las personas enfermas y a sus familiares en estos duros momentos del covid, consolando y alentando.
Seguirá como voluntario
Pese a su jubilación, este sacerdote alavés ha manifestado su deseo de seguir atendiendo a personas necesitadas, por lo que desde el próximo curso se dedicará a acompañar, ya como voluntario, a personas con frágil autonomía personal.
El obispo designará en septiembre a un nuevo capellán para los hospitales de Txagorritxu y Santiago Apóstol, como un servicio religioso a demanda, con todo lo que ello conlleva, disponible y sin coste alguno para las personas enfermas y familiares que lo soliciten.