Portu alcanzó los 100 partidos con la txuri-urdin en su momento más gris desde que llegó a Donostia. En ninguna de sus dos temporadas anteriores había tardado tanto en ver portería y en hacerse con el cartel de titular indiscutible. Fiel a sus señas de identidad, no se puede discutir que lo da todo en cada partido, que nunca se arruga ni escatima esfuerzos en cada jugada, pero es evidente que no atraviesa por un momento muy fino y que le falta ser decisivo de cara a puerta. En los doce encuentros que ha disputado, diez de Liga y dos en Europa, el murciano no ha anotado ni ha dado ninguna asistencia. Algo impropio de su calidad y de su nivel.
En su campaña de estreno tardó seis encuentros en abrir su cuenta realizadora, con un disparo cruzado en un 3-2 en el Sánchez Pizjuán, y el curso anterior, se estrenó en su tercer encuentro con un gol de la misma factura en Elche. En este comienzo de curso parece que le han adelantado un Barrenetxea que arrancó como un avión hasta que se lesionó de la espalda y por un intermitente Januzaj que tampoco es que se encuentre en su mejor momento.
Después de que se esperara el bautizo goleador de Sorloth, porque siempre es importante que marquen los recién llegados, ahora habrá que centrarse en que Portu recupere su autoestima y su confianza. A lo lejos, en el horizonte tras la visita al Celta, aparece el Athletic, uno de sus rivales preferidos. Algo lógico para un futbolista tan competitivo, que enseñe las garras ante el eterno rival y en los duelos de máxima rivalidad. El extremo marcó el empate en la remontada, 2-1, de hace dos años en Anoeta. Y la campaña pasada, firmó el 0-1 con una madrugadora diana en San Mamés y, en la jugada que ya ha pasado a la historia txuri-urdin provocó el penalti en la final de la Copa del Rey que transformó Mikel Oyarzabal. Para el recuerdo la frase que dejó tras el tanto que logró en Anoeta: "Aunque no seamos de aquí sentimos este derbi porque desde el primer momentos la gente nos lo transmite así".
Portu sigue siendo uno de los jugadores más queridos por la afición txuri-urdin por todo lo que transmite en el campo. Su carácter contagia en el verde y a la grada. A sus 29 años se convirtió en centenario gracias a sus 82 encuentros de Liga, siete de Copa, uno de Supercopa y 10 en la Europa League. Cien velas para una carrera con 296 encuentros si se añaden los dos que disputó con el Valencia, los 79 en el Albacete y los 115 en el Girona. En el mercado continúa siendo un futbolista bastante valorado y la prensa valenciana lleva tiempo catalogándole como uno de los objetivos prioritarios de su dirección deportiva para reforzar su plantilla.