El concepto envejecimiento activo fue definido por la OMS como el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad para mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen. Entre las claves para este proceso, la OMS recoge el contacto con la naturaleza para favorecer el envejecimiento activo junto con el ejercicio físico, la dieta saludable, el refuerzo de las relaciones sociales y familiares y mantenerse ocupado. Aspectos que sin duda van a potenciarse en el pequeño bosque o jardín sensorial que han creado en el centro de día de Muskiz para las personas usuarias.
Además, va a permitir también establecer un lugar para la actividad intergeneracional, compartiendo actividades con otros colectivos. Parta ello, los usuarios cuentan incluso con parterres donde cultivar un pequeño huerto urbano.
Con una inversión de 12.959 euros, el jardín dispone de plantas estructuradas y organizadas a lo largo de un camino de tepes, dándole un aspecto salvaje y rústico, con plantas y arbustos. Se han plantado un total de 29 variedades diferentes, entre ellas, camelias, brezos, hortensias, lavanda o rosales de copa. El jardín está prácticamente finalizado, a falta del vallado que se instalará próximamente.
El jardín sensorial es un espacio vegetal donde estimular los cinco sentidos. Colores, fragancias, texturas y formas se unen en un hilo conductor para que las personas usuarias del centro de día puedan trabajar a nivel sensorial, cognitivo y emocional. Este proyecto nace de la necesidad detectada por los profesionales de este espacio de conectar a sus usuarios y usuarias con la realidad que están sintiendo a través de sus sentidos. Fomentando la relajación o la estimulación dependiendo del objetivo a conseguir con esa persona. Es una forma de llevar al exterior la filosofía MSE/Snoezelen que trabajan en el centro, basada en una relación sensible en curso entre el participante, el acompañante y un ambiente controlado.