“Tenemos tanto respeto por la creatividad y lo que hacemos que estamos dispuestos a no ser comprendidos. Mugaritz es un espacio de búsqueda, sembramos incertidumbre. Nuestro motor es la curiosidad, una necesidad insaciable de explorar, de sembrar dudas, de hacernos preguntas que van mucho más allá de un “me gusta” o “no me gusta””. Son palabras del chef donostiarra Andoni Luis Aduriz, que abrió las puertas de Mugaritz al cineasta Paco Plaza para la producción de la película documental Mugaritz. Sin pan ni postre que llega a Movistar Plus+.
Si el propio Aduriz afirma que en Mugaritz “no se sirve comida, se sirve conocimiento”, la intención de la película es, según señala la plataforma, “documentar lo que sucede en el restaurante en este período investigativo de puertas adentro”.
Lucha contra el tiempo
Mugaritz. Sin pan ni postre, que ganó el premio a la mejor película en la sección Culinary Zinema del último Zinemaldia, narra, según la sinopsis oficial que “el equipo de Mugaritz trabaja a puerta cerrada para diseñar una propuesta gastronómica en la que no caben “grandes éxitos” del pasado. Cada temporada es un salto al vacío imprevisible. Un camino repleto de preguntas que, con suerte, se responden en la apertura del restaurante cada temporada con el objetivo de desafiar a los comensales curiosos que recojan el guante y acepten el reto”.
Durante los meses de rodaje, Paco Plaza se convirtió, según el propio Aduriz, en un miembro más de su equipo. “Nos ha dejado muchas más cosas de las que él ni siquiera es consciente”.
Y el cineasta valenciano señala que para él, “como cineasta y como ciudadano, es un privilegio poder ser testigo del trabajo que llevan a cabo en un espacio tan insólito como Mugaritz. El desconcierto empieza cuando descubres que un restaurante cierra la mitad del año para dedicarse a la creación desde cero de una experiencia diferente en cada temporada”.
Ambas partes, la gastronómica y la cinematográfica, son creación. Y Aduriz opina además que “tanto en el cine como en la cocina, competimos contra el tiempo. en Mugaritz utilizamos un tiempo determinado para tomar decisiones que serán compartidas con los comensales de todo el mundo en un período determinado, al igual que sucede en el cine, donde llega un momento en el que hay que dejar de rodar y construir una historia”. Y en este sentido, Plaza es contundente. “Hay algo de aventura, de riesgo, de salto mortal que convierten este espacio creativo en un santuario inspirador. Además, se come de puta madre”.