Chillida Leku estrena una exposición dedicada a los intentos de Eduardo Chillida, escultor del espacio, el tiempo y el vacío por vencer a la gravedad. “Yo con lo que de verdad sueño es con la gravedad”, dejó escrito el artista donostiarra en una de los textos que recoge la publicación Escritos, compuesta por los pensamientos del escultor. Chillida comenzó su “lucha irracional contra la gravedad y contra la obligación de estar amarrado a la tierra” en los 50, aunque fue a finales de los 60 y al inicio de la siguiente década cuando se enfrentó a la Física. Cuando le llegó el encargo de una pieza para instalarla bajo el puente de la Castellana de Madrid, preguntó: “¿Se podrá colgar la pieza?”.
Entonces, a los sueños sobre la gravedad se le sumaron los sueños sobre el hormigón. No en vano, Lugar de encuentros III (1972), popularmente conocida como La sirena varada, es la primera obra de Chillida elaborada con hormigón blanco. Y es que al escultor le interesaba la “estructura interna de la materia y el espacio”, así como sus “posibilidades metamórficas”. Esa es la razón que lo impulsaban a elegir un material u otro, como en el caso del hormigón, pero también es la razón de su interés por textos científicos que diesen sentido al mundo.
La instalación de la escultura no estuvo exenta de polémica y hubo dudas sobre si los pilares de la infraestructura aguantarían las más de seis toneladas de peso de la obra. Pese a las reticencias iniciales, finalmente, Lugar de encuentros III se instaló flotando a 70 centímetros del suelo en 1978.
La exposición Gravedad Zero, que ha sido presentada este miércoles en el museo que acoge el caserío Zabalaga, se abre, precisamente, con un proyecto desarrollado en yeso de lo que acabaría siendo La sirena varada. La directora del centro, Mireia Massagué; el presidente de la Fundación Chillida-Belzunce, Luis Chillida; y la responsable de exposiciones de la institución, Estela Solana, han sido los encargados de presentar la muestra, compuesta por una treintena de piezas entre las que destacan, por supuesto, un buen número de gravitaciones, la mayoría de ellas fruto de la exploración del arte gráfico que desarrolló entre los 80 y los 90. Se trata de láminas en las que trabaja el relieve escultórico, mediante el estampado, la superposición y extrusión del papel, al tiempo que cose los pliegos con hilos y los suspende en el aire mediante cuerdas. Es el caso de las piezas pertenecientes a la serie Gravitaciones, pero también a los distintos reconocimientos que desarrolló Chillida durante toda su trayectoria como los de Homenaje a Johan S. Bach (1996) o los Homenajes a San Juan de la Cruz (1991-1993).
Aunque logró sublimar su afán “anti grativatorio” a partir de los 80, la realidad es que ya en sus trabajos de los 50 y en los 60, como en las series Yunque de sueños o Peine del viento,se percibe lo etéreo. Según explicaron desde el museo, Chillida acuñaba “términos físicos para describir conceptos espirituales, místicos o poéticos”. De esta manera, habla de conceptos como “velocidad de la materia y del espíritu, la densidad del tiempo, del peso para combatir la gravedad, del límite que define y separa, de la luz como elemento creador o de las arquitecturas que contactan con el cosmos”. Como consecuencia, a finales de los 60 comenzó “una investigación tan personal como original en cuestión de peso y gravedad” que le llevó a lanzar un pulso (artístico) a los planteamientos de Newton.
Chillida Leku publica un nuevo coleccionable
Chillida Leku ha acompañado la exposición Gravedad Zero, que podrá visitarse en el interior de Zabalaga hasta el 1 de mayo de 2023, con la publicación de un nuevo coleccionable –el quinto–, un folleto de 24 páginas que incluye textos del donostiarra en relación a la gravedad y también de Barry Barish, Premio Nobel de Física. Los escritos de Barish exponen las principales líneas por las que ha sido reconocido su trabajo. Es decir, se centran en sus estudios sobre lo que son, cómo se detectan y ante qué desafíos se enfrenta la Física en relación a las ondas gravitacionales, en un texto que ha titulado De la manzana de Newton a las ondas gravitatorias