Este miércoles hemos conocido las candidaturas que optan a lanzar el Chupinazo de San Fermín este año. Hablamos casi en su totalidad de colectivos, porque solamente los gaiteros Hermanos Fraile son candidatos con nombres y apellidos. Sin restar méritos a la mayoría de los aspirantes de este año, y dejando claro que pocas pegas se pueden poner a que los pamploneses decidan, lo que parece claro es que el regreso a la elección popular del lanzador resta opciones a personas que a título individual merecen ese alto honor en Pamplona y que encarnan en una sola figura el sentir de la ciudad el 6 de julio. Lo tienen más complicado para vencer en la votación popular pero da la sensación de que también para ser elegidos por la Mesa de San Fermín, compuesta por asociaciones.
Un ejemplo es el caso de María Victoria Esparza Mugueta, la encargada de colocar la imagen de San Fermín en la hornacina de la cuesta de Santo Domingo antes del encierro y que, de no haberse quedado fuera de la votación final tras haber sido presentada por la Federación de Peñas de Pamplona, podría haber representado perfectamente el espíritu sanferminero de todos los pamploneses. Y, por otro lado, se puede reconocer a un centro médico privado, el Hospital San Juan de Dios, que se nutre en un 90 % por pacientes de Osasunbidea.
Intentar abarcar a colectivos más grandes supone reconocer a más personas, pero tal vez le reste algo de sabor a ese momento mágico del mediodía del 6 de julio. Hemos caído en la demonización de los modelos anteriores, el del turno de partidos y el de elección directa por parte del alcalde o alcaldesa (sigue siendo atribución suya), pero este sistema de votación popular también tiene sus puntos débiles.
Antes se caía en comparaciones. Si lanza Osasuna, el año siguiente el Portland San Antonio. Si se reconoce a la ONCE, hay que premiar también a la Cruz Roja… También había algunas elecciones demasiado personalistas. Ahora, lo tienen más fácil las entidades o colectivos con mayor masa social. Solamente Jesús Ilundáin El Tuli, en el primer año de elección popular (2016), ha conseguido ganar con una candidatura personal en el actual sistema, roto durante la segunda etapa de Enrique Maya al frente del Ayuntamiento e instaurado de nuevo ahora con Joseba Asiron.
Todos los sistemas tienen pros y contras, pero en algunas ocasiones en el actual pierden las grandes personalidades navarras que merecen un reconocimiento como el que se llevó Juan Carlos Unzué el año pasado, y también las pequeñas historias como las de El Tuli o María Victoria Esparza.