Las joyas y los relojes han sido los protagonistas durante décadas de un mítico escaparate de Vitoria.
En pleno centro de la capital alavesa, por este comercio de los de toda la vida han pasado varias generaciones de vitorianos en busca de una pulsera para regalar en un nacimiento o bautizo, unos pendientes para un aniversario o cambiar la correa o la pila de un reloj.
Pero este año la mítica Joyería Ruval, o más conocida entre los vecinos del barrio como Joyería Ana Mari, ha bajado la persiana, poniendo punto y final a una larga trayectoria detrás del mostrador atendiendo y en el taller.
De este modo, desde hace unos meses el local que ha ocupado esta tienda ha quedado libre.
En alquiler o en venta, el establecimiento se encuentra en un espacio comercial muy atractivo debido a su inmejorable ubicación.
Situado en la esquina entre las calles Francia y Esperanza, cuenta con dos amplios escaparates en ambas arterias.
Muy cerca del Artium y del aparcamiento del museo, el local está en una zona muy transitada por los vitorianos que van desde barrios como Aranbizkarra, Zaramaga, Coronación y Casco Viejo hacia la calle Paz.