Como todas las compañías y grupos del mundo del espectáculo, el Circo del Sol es mucho más que lo que muestra en escena. Detrás de los artistas que salen a realizar sus impresionantes números se esconde un universo muy distinto del que los espectadores ven durante el show, desde los técnicos y los trabajadores que montan y desmontan todo el material, pasando por la preparación y el mantenimiento de vestuario o el entrenamiento de los artistas, hasta la dirección artística.
El show de Crystal, que llegará al Navarra Arena del 4 al 8 de enero con ocho funciones, viaja con 421 cajas en 41 camiones, ya que todos los elementos del escenario pueden ser desmontados en piezas más pequeñas para su transporte. Construir todo el decorado cuesta unas 15 horas, y desmontarlo, entre cuatro y cinco. Para estas grandes operaciones el circo contrata a personal local, para ayudar a los 93 trabajadores propios.
El gran escenario se parte en 221 piezas; los árboles de plástico del decorado, que en un principio eran el doble de grandes pero tuvieron que reducir el tamaño para transportarlos, también se desmontan; las pistas de hockey son hechas a medida y, ya que el plástico desafila las cuchillas de los patines, cada artista viaja con una pequeña estación de afilado propia.
Tras el escenario se esconden las alfombras azules, donde los artistas ensayan durante el show; una zona de entrenamiento, y una tienda en la que los artistas se cambian de vestuario, a veces con márgenes cortos de cinco o 15 segundos entre escenas. También cuentan con una pantalla para ver el espectáculo a tiempo real y seguir lo que está pasando fuera.
El circo viaja con su propio equipo de cátering y sus lavadoras, que hacen 42 tandas de coladas antes de que el equipo de vestuario empiece a trabajar en cada sitio. Además, cada día se hacen otras 10 o 12 tandas.
La mejor versión posible
El trabajo de los responsables es que el público no piense en todo este proceso que tiene lugar tras el telón; que el show salga a la perfección y que el espectador no piense en lo que hay detrás, sino solo en lo que está viendo en escena.
Es el caso de Robert Tannion, actual director artístico del espectáculo Crystal. Tannion lleva trabajando en el Circo del Sol desde 2019, tras una extensa carrera en el mundo del circo, primero en España y luego en Australia.
Ahora es director artístico en el Circo del Sol, y como tal tiene claras sus prioridades: “Mi objetivo principal es presentar la mejor versión posible del espectáculo con las condiciones de cada día”. Ya sea con artistas lesionados o enfermos, con fallos en el sistema de vídeo o problemas de cualquier tipo, el trabajo de Tannion es “asegurar la calidad del show, porque somos el Circo del Sol y la gente tiene una expectativa de calidad”.
“Tenemos la obligación de presentar lo mejor”, afirmó. “Yo sé que hay miles de personas, pero hay que pensar solo en una. Para esa persona puede ser el único show que vea en un año, ha ahorrado dinero y no quiero que sea un show, quiero que sea una experiencia que le lleve a algo más allá, que piense en ello”, añadió.
En Crystal, el equipo lo ha logrado con creces y Tannion sabe cuál es el secreto del éxito: “Con nosotros todo está pensado: los detalles, la calidad y cómo podemos asegurar eso”. Para Crystal, la compañía cuenta con 20 proyectores en el aire. Sin embargo, el espectáculo solo necesita 10. “Tenemos 20 por si acaso, para que, si uno falla, su pareja lo cubra. Esto es eliminar los riesgos”, reveló Tannion.
Para él, bien no es suficiente. La atención a todos los detalles, desde el vestuario a la música o a las coreografías, es algo que se logra invirtiendo mucho tiempo y dinero, pero el resultado merece el esfuerzo. “Tenemos 25 nacionalidades, porque el artista que viene de Mongolia, Bielorrusia o Cuba es el mejor en lo que hace. No queremos conformarnos”, aseguró.
Crystal es el 42º show del Circo del Sol, y todo lo que ha aprendido la compañía desde que empezó como circo en 1984 ha sido volcado en esta pieza. Con el respaldo de todo este conocimiento, Tannion trabaja día a día para mejorar el show, y lo hace dando importancia a las preocupaciones de los artistas, “escuchando lo que dicen los chicos”.
“Me he dado cuenta de que un grado de diferencia en el hielo puede provocar agujeros”, relató, recordando un espectáculo en el que, debido a las 5.000 personas que conformaban el público, el hielo se estaba poniendo demasiado blando. “Hay que reaccionar con estas cosas”, reiteró.
“Tengo un puesto con un título y puedo asumir un poder, pero realmente mi puesto no es más importante que el de los que conducen los camiones o los que limpian la arena. Todo tiene un valor, si no les tenemos a ellos, las cosas no funcionan”, afirmó Tannion, para quien la parte más difícil es estar siempre preparado para cualquier cosa: “No es que tenga un plan A y B. Por cada acto del show, tengo por lo menos A, B y C”.
“Hay momentos muy crudos, hay que saber organizarse mientras vas en caída libre, tienes 30 segundos o tres minutos para arreglar los problemas”, contaba. Para ello, Tannion necesita saber múltiples versiones del show, y afirmó que “donde gano mi dinero es cuando el público está disfrutando y mi meta es que nunca sepan que algo ha pasado detrás”.
La magia del vestuario
Otro de los elementos importantes para el funcionamiento del espectáculo es el vestuario y el maquillaje, creado hace tres años, del cual se encarga Isabel Franco, jefa de vestuario. Con siete años de experiencia en el Circo del Sol, empezó trabajando en la compañía de forma temporal planchando camisas y fue logrando puestos de más responsabilidad. “A mí siempre me gustó el circo a nivel de vestuario, y me gusta el estilo de vida”, relató.
“Nuestra responsabilidad es mantener el nivel de calidad. Es la ilusión del vestuario: si estás viendo un show y estás pensando en él, algo está mal hecho”, afirmó Franco. “El espectador se tiene que sentir transportado a otro mundo, y el vestuario y maquillaje ayudan mucho, es la primera impresión visual”, añadió. También prima la seguridad: el vestuario del circo es estético, pero también técnico.
A pesar de incorporarse cuando el vestuario ya estaba creado, Franco conoce todos los entresijos del oficio. En Crystal, el elemento más curioso son los zapatos de suela doble con crampones incorporados, diseñados expresamente para que los artistas puedan hacer acrobacias sobre el hielo con total estabilidad. El espectáculo viaja con 600 piezas de vestuario, cuyos trajes tienen un acolchado especial en los hombros para que los acróbatas puedan subirse unos sobre otros con patines. Todo el vestuario está hecho a medida para cada artista, al que se le realiza un escáner 3D de cuerpo completo antes de empezar.
“En la ropa también tienen que llevar mucha protección, utilizamos muchos guantes y algunos vestuarios tienen un acabado resistente al agua”, explicó. Y es que, al ser la primera experiencia del circo sobre el hielo, el vestuario ha exigido un esfuerzo extra: “Requiere mucha atención el tema de las acrobacias con zapatos, las protecciones, que sean resistentes a la fricción y las pelucas”. Franco se encarga de la organización y los arreglos que puedan necesitar los artistas durante la gira, ya que el vestuario se fabrica en Montreal (Canadá).
“Nos movemos cada semana y empezamos el primer día lavando todo el vestuario. El día siguiente lo comprobamos todo para hacer los arreglos y preparamos las cosas para el show”, explicó Franco. Desde ese día hasta el último, su papel es supervisar el trabajo, ya que siempre surgen cosas que atender. “Y el último día recogemos todo y lo empaquetamos”.
El equipo de vestuario lo conforman cuatro personas que se reparten las responsabilidades: una para el vestuario, otra para las pelucas, una encargada de los zapatos y la misma Franco. Durante el show, siempre hay dos personas para ayudar a los artistas con los cambios rápidos de vestuario.
Las pelucas son una parte importante que requiere muchas horas para arreglarlas, lavarlas y repararlas. El circo viaja con 40 y cada artista que hace de Crystal utiliza dos o tres, que después de cada show necesitan un reestyling. Se transportan en una caja especial con horno, ya que necesitan calor para mantener los rizos tras peinarlas y tratarlas con vapor.
Así, el trabajo de Franco es “controlar que se siga la calidad de los trajes y el diseño”, que se trata de uno de los aspectos destacados del Circo del Sol.