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"El clima vasco nunca será como el del Mediterráneo, pero las máximas subirán mucho"

Con el mercurio subiendo este fin de semana por las nubes, Tapiador avanza una escalada de temperaturas también en el norte en los próximo años
El físico Francisco J. Tapiador.
El físico Francisco J. Tapiador.

Negar el cambio climático es como decir que la Tierra es plana, sostiene usted.

Es que la cantidad de pruebas empíricas que hay son aplastantes. Hay también simulaciones y modelos muy precisos. Por eso decir que no hay cambio climático atribuible a la especie humana viene a ser como decir que la Tierra es plana. El que diga que no hay cambio climático tiene que aportar, como decía Carl Sagan, pruebas extraordinarias. Tiene que salir con una base de datos o una serie de resultados que expresen de manera inequívoca que no hay ese cambio climático y nadie, ninguno de los escépticos que salen en los medios, hasta ahora ha aportado esas pruebas.

Estamos ante un fin de semana abrasador, también aquí en el norte. ¿Esto es normal?

Es cierto que en las zonas costeras del norte de España lo que sucede es que el aumento de la temperatura, unido al aumento de humedad, hace muy incómodo estar en sitios con 40 grados. En Castilla están acostumbrados. En Ciudad Real, Valladolid, Madrid no pasa nada, pero en el momento en que estés cerca del mar y haya un poquito de humedad, por mucho que sudes, no evaporas, y entonces no logras enfríar el cuerpo. Por eso es muy incómodo el bochorno en las zonas costeras.

¿Se puede decir que el clima en Euskadi se está ‘mediterranizando’? Es un término que ya se está empezando a acuñar.

El clima vasco nunca va a ser como el del Meditérraneo. Está la Cordillera Cantábrica, y los Pirineos, que hacen difícil que Bilbao se convierta en un sitio como Teruel, pero aún así se van a ver cambios notables en las temperaturas en toda la costa cantábrica porque las máximas subirán mucho.

Según los nuevos mapas de riesgo no sufre lo mismo la salud con 35 grados en Teruel o en Zaragoza, que con 35 grados en Donostia.

Claro es que la sensación térmica depende de la temperatura pero también depende del viento en el caso del frío, y de la humedad, en el caso del calor. Notamos mucho más el calor cuando hay humedad. La sensación de calor es más angustiosa.

Quizá en el norte haya que ir a medidas que antes ni se imaginaban como poner aire acondicionado en casa

¿Qué se puede hacer a nivel individual para luchar contra este calor que trae el cambio climático? Estos días las ciudades se convierten en sartenes.

Al final, habrá zonas en las que tradicionalmente no se usaba el aire acondicionado que tendrán que empezar a utilizarlo. De hecho, en el norte, habrá que tomar medidas que antes no pensábamos en ellas como instalar aire acondicionado en la costa cantábrica. Y por otro lado, ciertos lugares, en los que en invierno la calefacción no se estilaba, con los cambios a los que asistiremos, puede ser que tengamos que usar medidas de aislamiento y otro tipo de iniciativas climáticas contra el frío acusado.

Habla de poner aire acondicionado pero aquí todavía hay poquísimas viviendas con ese sistema.

Es que nunca ha hecho falta y el calor unos pocos días al año era asumible y podías dormir por la noche. Se levantaba un poco de brisa y podías conciliar el sueño, pero es que ahora hay noches verdaderamente calurosas, casi tropicales.

¿Podemos hablar de que la cornisa cantábrica puede convertirse en una suerte de paraíso climático?

Es pronto para aventurar lo que va a pasar. Pero lo que está claro es que en verano siempre se va a estar mejor en Asturias que en Valladolid. Para cuando en el norte haga muchísimo calor y no se pueda vivir, en Castilla van a estar todos muertos. Y sobre todo, siempre va a ser mejor refugiarse en zonas donde haya montañas un poco altas.

En Euskadi es un gran problema estár a 40 grados por la humedad, por mucho que sudes, no evaporas

Dicen que las grandes masas de turistas se están desplazando al norte. No sé si es una percepción o una realidad.

Yo sí veo que hay mucho vecino de Madrid (donde yo vivo) que está empezando a comprarse casa por el norte porque dicen que aquí el verano va a ser insoportable, y que allí el verano será más fresquito. Pero no cuentan con la humedad, que es muy incómoda.

El año pasado se hablaba de una súper sequía en Cataluña, este año hay algo más de agua. Pero a usted le preocupan las megasequías.

Sí, me preocupan mucho. Está previsto en la simulaciones científicas, muy precisas, y los especialistas sabemos que puede suceder que haya periodos de 5, 6, ó 7 años sin que llueva prácticamente nada y nuestro país no está preparado para responder a eso. Es muy difícil que en la costa cantábrica deje de llover, ¿vale? Pero en el resto de España nos podemos encontrar con sequías considerables para las cuales no estamos preparados. Y no es que se acabe la agricultura o la ganadería, es que la vida corriente de la gente que vive en las ciudades, que no tiene contacto con el campo, también se va a ver afectada y lo va a pasar muy mal.

Todo esto se acentúa con fenómenos meteorológicos muy adversos, unas tormentas fortísimas y graves inundaciones. 

Eso es una de las consecuencias del cambio climático que estamos sufriendo, los fenómenos extremos. Lo que está ocurriendo es que la precipitación que debía caer en un año, pues ahora cae en dos o tres días. Y eso al campo y a la vida no le sirve de nada. Que los 700 litros por metro cuadrado que precipitan en un sitio caigan en 2 días, a 350 por jornada, es malísimo para la vida. Las bolsas de granizo enormes son una de las consecuencias directas de que haya más calentamiento, más convección y de que las nubes sean más altas y más gordas y que acabe cayendo un gran pedrisco. Una bola de granizo del tamaño de una pelota de tenis es muy destructiva.

A nivel individual ¿qué podemos hacer para combatir estos calores aparte de los consejos típicos y tópicos del telediario?

Pero es que hacen falta consejos que parecen muy básicos. Yo todavía veo corriendo delante de mi casa a señores en camiseta a las 2 de la tarde. Así que hay que recordar la necesidad de tomar mucha agua, y refugiarse del sol. Aunque tomar el sol es malo siempre hay que recalcarlo. Hay obviedades como poner el aire acondicionado si se puede, baldear las calles y los patios y cosas de sentido común. No podemos hacer mucho más para combatir a nivel individual ni el cambio climático ni los efectos de esta crisis.

Está usted inmerso en un proyecto de la NASA que busca encontrar mayor precisión en la “física de las tormentas”. Pretenden encontrar mayor fiabilidad a la hora de predecir fenómenos meteorológicos adversos ¿Falta mucho para conseguirlo?

Nos falta mucho sobre todo a nivel de precipitación. Los pronósticos han mejorado mucho, hay programas de IA que afinan mucho las predicciones a dos o tres días. Pero se refieren sobre todo a temperatura y presión, que son cosas, entre comillas, más fáciles de precedir. La precipitación es mucho más variable. Porque puede suceder que esté lloviendo en Sestao y que en Bilbao no llueva porque puede estar diluviando en una acera y en la acera de enfrente, no llueva nada. Ocurre muy a menudo. Por eso necesitamos mejores modelos, más satélites y más investigación en ese campo.

Cuando escucha, por ejemplo, que este otoño va a ser extremadamente seco y caluroso. ¿Se fía?

Yo no me fío de los pronósticos estacionales ni siquiera de aquellos que van más allá de los tres o cuatro días. Me refiero fundamentamete a la precipitación porque la temperatura y la presión es más fácil. Si te dicen va a ser más o menos húmedo de lo normal, no quiere decir nada a efectos prácticos porque puede ser que un día llueva muchísimo y eso compense la media. Pero no te dicen si va a llover mañana en la Plaza Nueva. Quizá te puedo dar un 70% de probabilidades para mañana, a cuatro días vista ya no me atrevo.

2024-08-10T16:39:03+02:00
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