Bizkaia

El Club de la Boina, alegres guardianes de la tradición

Se reúnen los primeros lunes de cada mes y mantienen el legado de llevar cubiertas las ‘azoteas’ como antaño
Endika Mogrobejo; el presidente de la asociación de amigos de la boina, Pablo Vélez, Jesús Mari Arberas y Patxi Carbayeda. | FOTOS: OSKAR M. BERNAL

TIENEN ya una edad, es cierto. Pero también poseen el empuje juvenil necesario para la defensa de la vida alegre, en su caso las tradiciones que tanto adoran. Son los guardianes de las costumbres. Para ellos hay lunes alegres, como se lo cuento. Lunes tan risueños y felices que parecen domingos, por mucho que se traten de primeros lunes laborales de septiembre como el de ayer. “El primero de este año caía en puente y eso no cuenta”, comentaba, sotto voce, alguno de los presentes. Piénsenlo bien: dices “hoy es primer lunes de septiembre” y a mucha gente le entran ganas de llorar, solo con la nostalgia que les provoca mirar al horizonte y ver lo lejos que queda el primero de julio o aquel que encabeza el mes de agosto, tan veraniegos. Pero ni siquiera esos evocan una sonrisa. Lo que gusta y alegra el cuerpo son los sábados, los domingos y demás fiestas de guardar.

A la inmensa mayoría pero no a todos, ya les digo. Todo cambia, al parecer, cuando uno entra en la recta de meta: en la edad dorada de la jubilación con buenas piernas para el esprint. A ese universo pertenecen los protagonistas de hoy: los integrantes del Club de la Boina que puso en marcha Emilio González, Currito, allá por 1995, cuando, dicen, Juan Luis Burgos, amo y señor por aquel entonces de Altos Hornos, le apoyó en la idea. Currito fue santo y seña de Santurtzi –de Bizkaia entera, por extensión...– y tuvo el don de arrastrar a su lado a miles de feligreses, así que el club sobrevivió a su muerte y ahí sigue, con una troupe de socios para los que, para ellos sí, los primeros lunes de todos los meses del año son fabulosos: se encuentran, cantan, comen y beben Se sientan a la mesa –baja con fuerza el río de las batallitas...– y dejan que la tarde del lunes (la tarde del lunes es peor aún, la raspa de ese día escamas...) se deslice entre vinos y cánticos y algún que otro órdago. Son felices, ya lo ven. Siempre con las azoteas bien cubiertas, eso sí.

La asociación de amigos de la boina que nació, allá por 1995, en el legendario ‘Currito’ de Santurtzi tiene hoy una vida itinerante

A finales del siglo XX nació esta aventura de encuentros en el propio Currito, como les dije. El legendario local ya no existe pero ellos son inasequibles al desaliento: pasaron por el Palacio Oriol y el hotel Puente Colgante, de Portugalete. Y ahora, sin sede fija – “estamos a la búsqueda y se barajan varias opciones”, aseguraba ayer mismo el presidente, Pablo Vélez..–, mantienen la tradición itinerante. Han estado en un par de txokos de Bilbao y para la cita de ayer escogieron el batzoki de Abando. El flautista de Hamelin que los guio, al son del txistu fue Mikel Bilbao y tras él avanzaban los pequeños niños sin perder el compás. Potearon por Iparraguirre y la calle Henao haciendo tiempo –el montaje de la mesa, las apreturas de la agenda de uno de los socios, Javier Aranceta, que hizo lo imposible por llegar a media comida, la necesidad de abrir el apetito...–, alegrándose el cuerpo con delicias como unos pimientos veres, unas croquetas de txipirón o unas láminas de ciervo entre otras suculencias.

Cada cual iba a la suya. A Karlos Ruiz de Zarate, por ejemplo, no le cabía la camisa recordando la gesta del Athletic en Elche y al heraldista Endika Mogrobejo le palpita un libro duro que pretende publicar. Todo, porque son amigos, bajo el son del cachondeo. Al llegar a la mesa, hora sagrada, cantan el himno oficioso (“con la txapela en la mano, como personas aristocráticas...”) y se entregan al yantar. ¿Quiénes? Ayer Txemi Olano, Sabino Aparicio, Txitxarro, José María Domenech, Roberto Díaz, Tomás Ruiz, José Rodríguez, Francisco Lamprea, Jesús Mari Arberas, Patxi Carbayeda, David Mardones, Martín Ballesteros, Josemi Cuesta, vicepresidente del club de la buena gente y un buen puñado de gente que acudió, pese la ausencia en la cuadrila, en el recuerdo. Digamos por ejemplo dos: el médico y jazzman, José Larracoechea y Raimundo Flores, Mundi, cuyo florear de trompetas se echó de menos de lo lindo.

Etiquetas
14/09/2022