UNO se detiene en el logotipo que daba la bienvenida a la nueva sede del Colegio Oficial de Trabajo Social de Bizkaia que ayer levantó su persiana a la altura del número 14 de la plaza Garellano y deja volar la imaginación. No en vano, las huellas de manos teñidas de verde que se dibujan en círculo recuerdan a las manos rupestres de las cavernas, allá en el Paleolítico. Que las pinturas se realizasen en cuevas y abrigos tiene su sentido mágico; estos seres humanos no se refugiaban en estos lugares porque sí, si no que atendía a unos objetivos claros. La cueva, suponemos, sería el enclave iniciático donde nuestros antepasados transcendían. Entrar en una cueva es “meterse dentro de la Tierra”, alcanzar el corazón sagrado de ella.
Cuarenta años después de dar sus primeros pasos, el Colegio Oficial de Trabajo Social presentaba ayer su nueva cueva, la moderna sede donde asienta sus reales, con un placa en la recepción donde se presenta la junta de gobierno. Ayer estaban todos en carne y hueso. Así, como presidenta se presentó Elixabete Domínguez y como vicepresidenta Garbiñe Astoreka. El resto de la junta, formada por Olatz Léniz, Marta Semedo, Mikel Zamakona, Agurtzane Campos y Nerea Barrón, acompañadas por la asesora Ainhoa Resano proyectaban la imagen del Colegio. Allí, en el descorche del local estaban la trabajadora social técnica del colegio, Marta Moreno, de baja por su embarazo, y su sustituta, Irati Basagoiti, atentas ambas a las intervenciones institucionales que corrieron a cargo de los diputados forales Sergio Murillo y Teresa Laespada; la directora de Servicios Sociales del Gobierno vasco, Marian Olabarrieta, y el director de Acción Social del Ayuntamiento de Bilbao, Iñigo Zubizarreta. Junto a ellos se encontraban la presidenta de Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui; Alfredo Gómez, presidente de ACCU-Asociación de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa de Bizkaia; Begoña Pablos, Yaiza Vitoria, Blanca Piñeiro, Javier Santamaría, Edurne Paniagua, Itxaso Abaiba, el concejal Juan Ibarretxe, Lara Pinos, Natxo Ruiz, Ainhoa Laredo, Lorena Matey y Marc Cravé entre otra gente ligada al trabajo social.
Volvamos a la cueva. El trabajo social se considera una profesión y una ciencia social que promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social, el fortalecimiento y la liberación de las personas. Cambio y desarrollo, cohesión de la tribu, liberación de las personas, valores que sobrevolaban la caverna. Los principios de la justicia social, los derechos humanos, la responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad son fundamentales para el trabajo social. De todo ello bien lo saben Verónica Lázaro, Óscar Seco, Mikel Antiza, Cristina Palacios, Blanca Intxausti, Carolina Zarate, Izaskun Martínez, Agurtzane Rubio, Janire Ruiz y un buen número de asistentes que ayer disfrutaron de una tarde en la hubo cóctel, música en directo y la ilusión del estreno.