El Columpio Asesino inicia su gira del agur con dos llenos en Bilbao

A lo grande. Así inicia su gira de despedida el grupo indie navarro El Columpio Asesino, que ha logrado agotar todas las entradas de sus dos primeros conciertos, que tendrán lugar en Bilbao, en el Kafe Antzokia, este jueves y viernes. El quinteto, que invita a sus seguidores en estos últimos recitales a “quemar, amar y sudar la noche”, hará un repaso por toda su carrera, incluido su último disco, Ataque celeste (Oso Polita), “el más pop de nuestra carrera”, indican a DEIA.

Habían vuelto tras una larga ausencia discográfica para regresar a los escenarios y al estudio de grabación con el citado Ataque celeste, pero sorprendieron a sus seguidores a principios de este año anunciando la disolución del grupo con una gira que arranca este jueves y viernes en Bilbao, donde, al igual que en la mayoría de los bolos programados, han agotado las entradas.

“Todo tiene un fin, y el nuestro llegó”, explican los navarros, que indican que “todos sabemos cuando algo acaba en nuestras vidas y debemos aceptarlo”. El Columpio Asesino se disuelve, pero lo hará con una gira de despedida en la que repasarán su discografía. “Porque las cosas pueden acabar bien o mal, y lo nuestro solamente puede acabar como mejor sabemos hacerlo”, destacan, a la vez que invitan a sus seguidores a “encontrarnos por última vez en nuestras salas favoritas, quemando la noche, sudando la noche, amando en la noche”, apostillan.

Precipicio

“Porque somos, sois y siempre seremos, amantes en el precipicio. Muchas gracias por todos estos años”, indica una banda que, desde su inicio, con un debut homónimo editado hace ahora justo dos décadas, se ha situado en los márgenes de la industria, con una sonoridad libérrima y ajena a los dictados del mercado del pop y rock mainstream. Así lo constatan discos como De mi sangre tus cuchillas y La gallina, e himnos alternativos como Toro, Babel o Preparada.

El quinteto, que se jacta de portar “un ADN turbio” que les liga a “la cara b de la vida”, editó su último disco, Ataque celeste, hace casi tres años, tras una larga ausencia de más de un lustro. “Somos muy exigentes con nosotros mismos y no nos gusta reandar caminos, sino sorprender y sorprendernos. Por ello, nuestro camino ha sido muy intenso y las emociones, un sube y baja constante. Decidimos tomarnos un descanso tras la última gira y después nos ha costado mucho cuadrarlo. No teníamos prisa”, nos explica Albaro Arizaleta, batería y vocalista del grupo.

Ese ya último disco de los navarros gira en torno “a las voces enfrentadas que nos acechan por la noche, a ese conflicto interior en el que te planteas dejarlo todo”, y traslada a canciones la filosofía de los navarros, a las dudas que acechan a quienes se dedican al trabajo creativo. “Aunque el grupo nos daba para vivir, es un trabajo duro y exigente, además de inestable. Hubo momentos de dudas y de tirar la toalla -explica Albaro-. De hecho, nos planteamos el final del grupo desde el primer disco. Somos como el viejo matrimonio que se va de vacaciones y a la vuelta piensan en divorciarse porque no se aguanta”, remata entre risas.

Más personal

Grupo reverenciado por la crítica, El Columpio Asesino aparcó en su último disco la vertiente más social del anterior álbum, Ballenas muertas en San Sebastián, y cerró el círculo en “el conflicto interior” del ser humano actual. “Hemos cerrado el foco y sus canciones se centran en los problemas personales, los que afectan a todos, fachas o no, pobres o no. Es enfrentarse a uno mismo”, teoriza Albaro, quien liga el título del álbum a “la angustia que algunos sufrimos ante la obligación de aprovechamiento del tiempo y de ser felices que existe como obligación social”.