SI conciliar trabajo y vida familiar es un pequeño rompecabezas para cualquiera, más aún para las mujeres que a diario atienden y gestionan su propio negocio. Y emprendedoras así hay muchas en el comercio de Bilbao. A ellas, que a su manera celebran el 8 de marzo todos los días, rinde homenaje bilbaoDendak con el protagonismo que merecen en el Día Internacional de la Mujer. Desde las trece asociaciones de comerciantes integradas en la plataforma nos llegan por tanto las voces de estas mujeres que, como muchas otras, con su esfuerzo diario dan vida y personalidad a nuestros barrios.
Algunas han visto unidas vocación y tradición familiar y, llegado el día, no dudaron en tomar las riendas del comercio en que ya trabajaron sus madres y hasta sus abuelas. Es el caso de Ana, que regenta Lencería Egay, una pequeña tienda situada en la bilbaina calle Ercilla que este año cumple, ahí es nada, sesenta años. Todo un logro imposible sin el buen hacer de Ana, pero sobre todo sin las buenas enseñanzas de su ama y su amama. Es la tercera generación en un lugar lleno de historia, calidad y cariño.
En otros casos el legado no es tanto el propio comercio como el espíritu emprendedor. Es el caso de Antonia, que hace 25 años abrió el Centro Visual Argia en Deusto, un barrio en el que sus padres ya regentaban otro negocio, pero también el de Ana, quien hace cuarenta años recuerda tras el mostrador de 'Sí, quiero' (en el Casco Viejo) a todas las mujeres de su familia que, antes que ella, trabajaron por sacar adelante su propio negocio. "Son grandes referentes", reconoce con orgullo.
También es el caso de Abigail, hija de autónomos que con tan solo 19 años y mientras estudiaba ya dio junto a su hermana sus primeros pasos como empresaria. Hoy lleva ya 22 años al frente del Centro de Estética Arduan de Basurto y también, desde hace un año, dirige otro en la calle Henao. "Cuando salimos del confinamiento sentí el impulso de hacer algo nuevo", asegura. Así son ellas. No paran. Que se lo digan a María Eugenia, en Modas Loykar desde hace 23 años y, además, saca tiempo para implicarse en las mil y unas actividades que organiza la Asociación de Comerciantes de Zorroza, de la que es fundadora.
A veces esa inquietud lleva a sectores que no conocen y les obliga a "ponerse las pilas". Hoy no lo parece, pero cuando hace 38 años Marisa abrió la frutería que lleva su nombre en Otxarkoaga lo único que ella y su hermano sabían era que querían llegar al punto que están hoy: conocer perfectamente a una clientela que ha demostrado su fidelidad. Una clientela a la que, por cierto, han visto crecer y hasta cambiar de rol, como asegura Yoli. Ella lleva casi 30 años vendiendo ropa de bebé en Modas Yoli en Rekalde y sabe muy bien que antes sólo entraban mujeres mientras que hoy hay cada vez una mayor implicación de los padres. "Ya vemos mucha más igualdad. Ahora son ellos también los encargados de hacer la compra", ratifica Pili, al frente desde hace cuarenta años, desde que tenía sólo 22, de la frutería Pili Burgoa del Mercado de la Ribera.
Pero da igual quien entre; sea quien sea, se convierten en "lo único que importa" desde que pone el pie en el establecimiento, como reconoce Maika, quien desde hace treinta años regenta el negocio de estética de Uribarri que lleva su nombre. Una valiente emprendedora que después de tres décadas mantiene su pasión por el trabajo. "Cuando llego a casa no descanso; tengo un niño pequeño. Pero me encanta estar de cara al público", reconoce también Esti, quien abrió su tienda de moda y cosmética Idem en San Ignacio cuando su hijo tenía tan solo un año, compaginando su trabajo como emprendedora con su vida personal.
Para otras, emprender significa poder hacer las cosas a su manera. Es el paso que dio Marian hace 29 años, cuando tras años trabajando, se animó a abrir Peluquería Aryca, la primera de la zona de Julián Gayarre de Txurdinaga. Muchas horas de trabajo están detrás de esta experimentada peluquera que gracias a su dedicación y esfuerzo ha conseguido hacerse un hueco importante en el barrio.
Otras, como Araceli, vieron la posibilidad de lograr estabilidad laboral y hace 35 años llegó sola a Bilbao iniciando una nueva vida. Ella es la propietaria de la Farmacia Jiménez Hernández, situada en Bilbao La Vieja, donde hoy se siente además plenamente realizada, gracias, entre otras cosas, a la labor social que hace ayudando a inmigrantes con dificultades con el idioma. Como ella, también quiso cambiar de vida Ana Belén, quien en 2020 abrió junto a su hermana Mari Carmen BJ Complementos, en Santutxu, y comenzar de nuevo en plena pandemia.