La digitalización del pequeño comercio, como la de muchos otros sectores, venía llamando a la puerta de los negocios antes de la crisis del coronavirus. Sin embargo, la pandemia ha acelerado un proceso que ya es imparable y que obliga a muchos comerciantes a ponerse manos a la obra. Romper barreras y miedos, intercambiar dudas y conocimiento, formarse y seguir avanzado en la transformación digital es un reto al que hay que hincarle el diente.
En este contexto, urge tomar conciencia, ver las opciones disponibles y afrontar esta situación como una oportunidad. Aunque existe una tendencia a considerar el proceso de digitalización como algo muy costoso y complicado, no siempre tiene por qué tratarse de algo tan complejo. La digitalización puede y debe amoldarse a las necesidades y expectativas de cada empresa, identificando distintos niveles.
Un pequeño comercio no necesariamente debe buscar situarse a la par que grandes corporaciones internacionales, sino que puede mantener su negocio a la orden del día con pequeños cambios estratégicos y bien encaminados. Así se lo hacen ver, por ejemplo, desde Gasteiz On a sus comercios asociados, cuando les recalcan que "digitalizarse no es solo tener una tienda online, hay muchas opciones intermedias, muchas cosas que se pueden hacer".