El concierto de Rammstein: "Es como cuando tardas día y medio en cocinar un plato y te lo comes en seis minutos"

40.000 personas acudieron a Anoeta para disfrutar del concierto de la banda alemana Rammstein ayer, un concierto multitudinario que recuerda a aquellas visitas de Bruce Springsteen en 2012 y 2016 o a la de los Rolling Stones en 2007.

No solo han sido las y los vascos quienes han disfrutado de la banda liderada por Till Lindemann, hasta Donostia han venido cientos de seguidores franceses y otros tantos de diferentes comunidades autónomas. Todos ellos se han congregado en el estadio Reale Arena que comenzó a prepararse para este gran evento el 28 de mayo.

"Lo primero que se puso fue el suelo" nos contaba en Gipuzkoako Kale Nagusia Aitor Majada, uno de los técnicos que trabajó en el montaje del escenario, "desde el Fondo Sur hasta el Fondo Norte, recubrieron todo el terreno de juego y se tiraron un par de días para hacerlo". Esta ha sido la primera experiencia de Majada, que se ha quedado fascinado con la infraestructura necesaria para sacar adelante un concierto de esta envergadura, "había un montón de gente preparada y especializada en montaje, un montón de camioneros e ingenieros que concretaban donde había que poner cada una de las cosas".

Aunque los conciertos de este calado son efímeros y tal y como se monta la infraestructura también se desmonta, a gran velocidad. En los micrófonos de Onda Vasca, Majada nos contaba entre risas que, trabajando en el desmontaje, los compañeros comparaban el trabajo con la cocina "es como cuando tardas día y medio en cocinar un plato y te lo comes en seis minutos".

Y, ¿Respecto a la hostelería?

En Onda Vasca también hemos tenido la oportunidad de charlar con Txema del bar Tick Tack que nos explicaba, a través de una comparativa como fue la carga de trabajo el miércoles: "tampoco fue una exageración como en los días de partido". Una clientela más tranquila y ordenada que aprovechó el día y el buen tiempo en la terraza del bar antes del concierto.

Txema explicaba que esa calma a la hora de consumir se debía, también, a que a diferencia de los partidos, en el interior de Anoeta sí que se ha vendido alcohol, "han metido bidones de cerveza como locos".