GASTEEIZ –El conflicto laboral más largo de los últimos años en Euskadi podría estar cerca de su fin. Tras 231 días de huelga, casi ocho meses de tensiones internas y movilizaciones, la dirección de Tubacex y el comité de empresa llegaron ayer a un principio de acuerdo en torno al que se había convertido en el principal obstáculo para encontrar una salida: los despidos forzosos.
Los trabajadores mantenían un pulso con la compañía desde la presentación de un plan de ajuste de plantilla que incluía un expediente de regulación de empleo y prejubilaciones. El enfrentamiento derivó en una huelga que no frenó los planes de la empresa. Sin embargo, los tribunales anularon posteriormente el plan abriendo una nueva vía de agua en un proceso que ya era complejo.
Fuentes del Departamento vasco de Trabajo, que ha asumido las últimas semanas un papel de mediación, han confirmado esta mañaconfirmaron ayer que las posturas se han acercado y que el acuerdo podría ser inminente. Desde ELA, que preside el comité, se ha matizado esa lectura. Aseguran fuentes del sindicato que todavía no conocen oficialmente la respuesta de la dirección de Tubacex a su petición de eliminar de la ecuación los "despidos traumáticos".
El Gobierno Vasco, en cambio asegura que ya hay un documento consensuado en este sentido. De modo que todo apunta a que el comité está en estos momentos a la espera de una comunicación directa de la gerencia. El conflicto podría entrar en vía de resolución las próximas horas. No fue posible ayer porque las dos partes mantienen abierto el confrontamiento, pero la solución parece que se materializará más pronto que tarde.
Fuentes de la empresa confirmaron que aceptan la última propuesta del comité y que están a la espera de la firma del acuerdo. En todo caso, las asambleas de los diferentes sindicatos tendrán que dar el visto bueno los próximos días.
Tras el fracaso de la última reunión mantenida el pasado jueves entre la dirección de la empresa y los representantes de las plantas de Tubacex en Llodio y Amurrio, el conflicto parecía asomarse a un callejón sin salida. Aunque no se convocado nuevas reuniones, los contactos han continuado, al igual que la labor de mediación del Departamento de Trabajo. Ese contexto ha permitido que la operación tome cuerpo y que apunte a una resolución inminente. Todo ello sumando, teniendo en cuenta, todos los movimientos que se han dado en las últimas semanas.
Los sindicttos, con ELA al frente no quieren hablar de preacuerdo, porque primero hay que firmar lo que, sobre el papel se ha acordado, y luego debe ser refrendado por las asambleas de delegados sindicales de los trabajadores. Esta último punto será un trámita si finalmente hay un pacto de base. En este sentido, el diputado general de Álava, Ramiro González, afirmó ayer que sería una "extraordinaria noticia" que se confirmara el principio de acuerdo alcanzado entre la dirección y el comité de empresa de Tubacex, que podría acabar con la huelga de los trabajadores iniciada hasta siete meses. En declaraciones a los medios de comunicación tras participar en una rueda de prensa celebrada en la Diputación foral de Araba, González subrayó que este acuerdo sería una "extraordinaria noticia" y destacó que finalmente la solución al conflicto pudiera ser "acordada". El presidente del SEA, Pascal Gómez, por su parte, pidió "prudencia" ante la actual situación y que se "deje trabajar" a ambas partes, ya que se trata de un acuerdo "importante para la compañía, para los trabajadores y para la provincia".
¿Qué va ha ocurrir a partir de ahora? No cabe hablar de incógnitas por que el camino parece muy despejado, pero sí será necesaria mucha mano izquierda para ajustar las relaciones laborales. Después de casi ocho meses de huelga, el coflicto ha dejado muchas astillas y las dos partes de la igualdad, sindicatos y empresas, toman impulso para la última batalla.