El continente africano es el tercero más grande del mundo, y sin embargo no es mucha la información que nos llega de todo lo que allí sucede. A lo largo de todos estos años, periodistas como Xavier Aldekoa han mostrado su amor por esta tierra, conociendo a sus gentes y cada país para acercarnos lo que allí ocurre. Ahora, y tras haber pasado varios meses en una travesía de 4.700 kilómetros a través del río Congo, ha regresado con un nuevo libro entre las manos -Quijote en el Congo-, en el que describe todo lo que allí ha visto y recoge sus principales experiencias.
Eso sí, tal y como él mismo reconoce, cuenta lo vivido desde una situación privilegiada, la que le concede ser un periodista varón con pasaporte europeo. Pero, ¿y si aunque fuera solo uno de esos componentes hubiera cambiado? ¿Qué habría ocurrido? “Habría tenido un poco menos de privilegio. He intentado hacer este viaje de la manera más cercana a la que viven los congoleses, porque mi intención no era la aventura, iba con afán de intentar explicar una tierra que es muy compleja y diversa, y eso significa intentar acercarme al máximo a cómo vive la gente local”.
Aunque, a pesar de esos “privilegios”, sus viajes no han estado exentos de cierto peligro. En esta última experiencia, sin ir más lejos, también le ha ocurrido. “Pero creo que forma parte de esto. No habría sido justo salir indemne de un viaje así. Son 4.700 kilómetros, dos meses y medio por una tierra que ha sido golpeada durante tanto tiempo. Qué menos que cueste y que haya momentos en los que digas No puedo, reconoce.
Y en esta travesía han sido muchas las vivencias que ha atesorado. “Es el viaje más intenso que he hecho en mi vida, en el que más me he vaciado”, cuenta. Precisamente a través de estas experiencias, Aldekoa nos ayudará a adentrarnos en esta tierra, para de esta forma descubrir lo que ocurre a ambas orillas de uno de los ríos más largos de África, el Congo, y poder conocer de primera mano algunas de las claves más importantes.
1. ¿Cómo es la gente?
Aldekoa recuerda que son, ante todo, “supervivientes”. Tal y como explica este periodista, “Congo es el tercer país con más pobreza del mundo, con una historia de expolio y explotación tremenda”. En ese sentido, reconoce que los congoleses son “poco rencorosos” y “orgullosos”, además de que son “alegres” porque la cultura forma parte de los congoleses. “Un amigo congolés bastante mayor me dijo No vas a poder contar qué es Congo si no hablas con sus ancianos, con sus artistas y con la gente que es un ejemplo para todos”, recuerda Aldekoa.
2. La tala de árboles
En lo que a la tala de árboles se refiere, en el Congo está ocurriendo además lo que ya se da en otras zonas del mundo. El mejor ejemplo es el Amazonas. Tal y como recuerda este periodista, este es el segundo país donde más árboles se cortan del mundo, “y no se sabe cuántos árboles están desapareciendo”, recuerda Aldekoa, porque la selva en esta zona es impenetrable. “He visto cientos de árboles abandonados, pudriéndose, porque los cortaron pero nadie ha ido a buscarlos”, explica, al tiempo que reflexiona que esa “agresión brutal a un paraíso terrenal es indignante”. Y es que en el Congo hay siete de cada diez árboles que hay en África.
3. Situación económica
Congo es un país, por otra parte, que “solo se puede explicar cómo está en la situación actual si miramos atrás”, reconoce este periodista. Y es que su historia es una cadena de “expolio”, desde los esclavos que llegaron a América a las plantaciones de azúcar. El marfil, el caucho, el cobre, el coltán y el cobalto explican también lo que ocurre hoy. “Es un país que tendría que ser extraordinariamente rico, y todavía sus recursos naturales son una maldición”. En cifras, por poner un ejemplo, explica que el 48% de las reservas de cobalto que son necesarias para que las baterías duren más y se calienten menos, están en Congo, “y hay más de 40.000 niños trabajando en minas artesanales sin seguridad”.
4. Una historia dividida
Por la República democrática del Congo pasa el río Congo, y su historia está ligada a Bélgica y al rey Leopoldo I. La República del Congo, por su parte, tiene su historia ligada a Francia. Eso tiene que ver, recuerda el corresponsal, con la lucha de los exploradores. “En una época en la que todo el mundo tenía prisa por repartirse el mundo, por un lado Stanley -que había sido contratado por Leopoldo- pudo hacer acuerdos engañando a la gente muchas veces con varios reyes de la zona. Y por otro lado, Pierre Savorgnan de Brazza, que lo que hacía era un trato mucho más humano con la gente y llegó a unos acuerdos por encima del río Congo”. Pero reconoce que son totalmente diferentes.
5. Violencia sexual como arma de guerra
Según el periodista ocurre solo en el este del país. “Es un país tan grande que hay que diferenciar. Hay zonas del país en las que la gente vive bien, sin guerra, pero en el este del país sí que durante un tiempo se usó mucho por parte de los rebeldes y también militares la violencia sexual como forma de infundir terror y controlar territorios”. Ahora, esa violencia sexual no la hacen solo -afirma- los hombres de armas. “La hacen los vecinos, el padre de familia, el abuelo... Y eso está ocurriendo”. Aunque, en la otra cara están personas como el Nobel de la Paz Denis Mukwege, que opera a mujeres que han sido violadas y denuncia a quienes lo hacen. “Él es la cara visible de un movimiento de personas que luchan por que las cosas no sean así”, asegura.