El Congreso aprueba los Presupuestos de 2023 con 187 apoyos

Pedro Sánchez ha dado esta tarde carpetazo a sus terceros Presupuestos Generales del Estado (PGE) consecutivos –los últimos de esta legislatura– sin pasar apenas apuros y con sus socios de confianza habituales. Así, la mayoría de la investidura ha reaparecido más cohesionada que nunca en unas Cuentas que suman la friolera de los 187 apoyos; entre ellos, los dos grupos vascos –PNV y EH Bildu– y ERC, que a última hora ha anunciado su respaldo al proyecto.

Por tanto, el Gobierno español de coalición supera con nota el trámite presupuestario y Sánchez mira ya con algo más de tranquilidad a 2023, año electoral por excelencia con la cita municipal y autonómica de mayo y con unas generales pendientes de convocarse pero que, salvo sorpresa mayúscula, se celebrarán el próximo otoño.

Pese al nuevo triunfo de esta tarde del líder socialista y sus socios parlamentarios, hay motivos de preocupación de sobra en la política española, empezando por el gallinero en el que se ha convertido un Congreso de los Diputados en el que parece que todo vale desde el estrado, incluso las alusiones personales.

Y es que las Cuentas se aprueban en un clima de gran bronca en la Cámara auspiciada desde la bancada de la ultraderecha con sus insultos machistas a Irene Montero ayer, y en los que Vox se ha reafirmado esta mañana aludiendo incluso a una “superioridad moral”.

El ruido y la bulla en el hemiciclo de esta última semana evidencian otra vez la frustración e impotencia de PP y Vox, que contemplan cómo el Ejecutivo de Pedro Sánchez vuelve a salirse con la suya y encara las carreras electorales de 2023 con mejores perspectivas de las que tenía hace meses. Sin embargo, las pataletas de una derecha y ultraderecha desnortadas amenazan también con crear un peligrosos caldo de cultivo de confrontación en la sociedad.

Respecto a las citas con las urnas del próximo año, la suerte del presidente español dependerá en buena medida de la marcha de la economía y de la geopolítica pero, a nivel de Estado, Sánchez vuelve a demostrar que goza de unos apoyos parlamentarios más estables de lo que cabía suponer al comienzo de la legislatura, cuando conformó un Ejecutivo de PSOE y Podemos en clara minoría y totalmente dependiente del apoyo de las formaciones nacionalistas e independentistas.

Los nacionalistas, clave

Son estas últimas las que ahora vuelven a reivindicarse como indispensables en la gobernabilidad del Estado español y como llave de mayorías en el Congreso y en el Senado. En esta línea, sin los respaldos de grupos como el PNV, EH Bildu, ERC o Compromís, hubiera sido impensable que Sánchez alcanzara en esta tesitura –con vientos a su favor– su último año de mandato.