Cada vez es más común ver en redes sociales mensajes y consejos sobre “inflamación”, alimentos "buenos" y "malos", o la última dieta milagro que promete una vida libre de enfermedades. Instagram, TikTok y otras plataformas están llenas de recomendaciones sobre qué evitar y qué consumir, muchas veces sin ningún respaldo científico. Aunque puede parecer inofensivo, esta tendencia de convertir temas de salud en simples modas es problemática y, en algunos casos, peligrosa. La inflamación, una respuesta biológica compleja con implicaciones serias, se ha convertido en una de las palabras más utilizadas en perfiles de influencers y pseudoexpertos. Sin embargo, este tema es mucho más serio de lo que estas plataformas suelen reflejar y debe ser tratado con el respeto y conocimiento que requiere la ciencia de la salud.
En este contexto, la nutricionista vasca Gabriela Uriarte, conocida por sus intervenciones en televisión y redes sociales, hace una importante llamada de atención sobre los peligros de generar miedo en torno a ciertos alimentos. Gabriela invita a reflexionar sobre cómo el pánico alimentario y la obsesión por evitar la inflamación están influyendo negativamente en la relación de las personas con la comida y, paradójicamente, podrían ser en sí mismos factores inflamatorios.
El mensaje de Gabriela Uriarte: ¿Es el miedo a la inflamación lo realmente inflamatorio?
En uno de sus vídeos más recientes en Instagram, Gabriela Uriarte se dirige a aquellos que hacen de la “lucha contra la inflamación” su lema en redes sociales, ofreciendo consejos para evitar el gluten, los lácteos, las legumbres y otros alimentos considerados "inflamatorios". En un tono crítico, Uriarte señala: “¿Sabes una cosa que es muy, muy inflamatoria? El miedo”. Con esta frase, invita a reflexionar sobre el efecto que tiene el miedo en el organismo. Según la nutricionista, hacer que la gente tema ciertos grupos de alimentos –y que sienta ansiedad constante sobre lo que consume– es "tremendamente proinflamatorio".
Uriarte señala que el estrés crónico causado por el miedo a consumir ciertos alimentos puede aumentar los niveles de cortisol en el cuerpo, lo cual activa una respuesta inflamatoria. A este fenómeno se le conoce como "hipercortisolemia", y puede, en el tiempo, incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades. Para Gabriela, el verdadero problema está en la divulgación irresponsable que convierte temas complejos en verdades absolutas sin evidencia sólida, donde ciertos alimentos son demonizados sin justificación científica. A través de sus redes, Gabriela promueve la importancia de una relación sana con la comida y recuerda a sus seguidores que la inflamación no puede diagnosticarse a simple vista, mucho menos por alguien sin la formación adecuada.
La importancia de una buena educación alimentaria
Frente a la avalancha de desinformación sobre alimentación e inflamación, se vuelve crucial recordar el valor de una buena educación alimentaria. Gabriela Uriarte es una de las profesionales que, mediante un enfoque basado en la ciencia, desmiente mitos y aleja a sus seguidores de ideas simplistas que clasifican los alimentos en “buenos” y “malos” sin tener en cuenta el contexto de cada persona.
Los expertos en nutrición recuerdan que una dieta balanceada, rica en nutrientes y ajustada a las necesidades individuales es la clave para un estilo de vida saludable. La ciencia detrás de la alimentación es compleja, y una intervención dietética efectiva no puede basarse en generalizaciones ni modas pasajeras. Las recomendaciones deben surgir de una investigación sólida y adaptarse a cada persona de acuerdo con sus necesidades. Con una buena educación alimentaria, se puede promover una relación más saludable y positiva con la comida, evitando el pánico y el rechazo infundado a ciertos alimentos que, en muchas personas, no representan ningún riesgo para su salud.
El peligro de promover el miedo a ciertos tipos de alimentos
Uno de los mayores riesgos de las modas alimentarias en redes sociales es que crean y alimentan el miedo hacia alimentos comunes como el gluten, los lácteos o las legumbres, convirtiéndolos en enemigos de la salud sin fundamentos suficientes. Esta narrativa de miedo no solo fomenta una visión negativa de la comida, sino que también puede provocar problemas de salud mental, como la ansiedad y el estrés, y en algunos casos, derivar en trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia.
El miedo a ciertos alimentos puede hacer que las personas eviten grupos alimenticios completos, lo que puede llevar a deficiencias nutricionales y afectar el bienestar general. La hipercortisolemia generada por el estrés alimentario es un factor que puede resultar contraproducente: si bien el objetivo de estos contenidos es promover la salud, el miedo excesivo a ciertos alimentos acaba perjudicándola. Por ello, es esencial recordar que la alimentación debe ser un acto de cuidado y bienestar, no de preocupación constante.
En conclusión, el mensaje de Gabriela Uriarte es claro: la inflamación y la salud no deben ser temas simplificados ni utilizados para promover modas. Generar miedo hacia ciertos alimentos no solo es una práctica irresponsable, sino que también puede tener un efecto contrario al deseado, aumentando la inflamación en el organismo a través del estrés y el miedo constante. Para Uriarte y otros profesionales de la nutrición, la clave está en educar desde la ciencia, promoviendo una relación equilibrada y respetuosa con la comida.